Santo Tomás por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

No es algo baladí

Hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén (Lc 2,38)

María y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él. (Lc 2,36-40)
 

Los profetas no solo anticipan el futuro, sino que, sobre todo, hablan en nombre de Dios. Dejándose inspirar con docilidad por el Espíritu Santo, su punto de observación de la realidad no es baladí, como el de la mayor parte de los hombres, sino que va más allá de las cosas terrenales. La profetisa Ana anuncia que, a diferencia de los otros hijos de Israel, ofrecidos a Dios para obtener la protección, Jesús es ofrecido en sacrificio al Padre para nuestra Salvación. Demos gracias a Jesús que, desde su más tierna edad, se ha ofrecido por nuestra Redención.