“No al Card. Kung”: Beijing también decide las beatificaciones
La agencia católica de Asia, UcaNews, denuncia el fracaso de la Santa Sede en iniciar el proceso de beatificación del cardenal Kung Pinmei para no desagradar a Beijing. Mientras tanto, docenas de signatarios británicos piden a la Santa Sede que detenga inmediatamente el acuerdo con China.
Para el acuerdo con China, la Santa Sede también está sacrificando la beatificación del cardenal Ignazio Kung Pinmei, cuyo vigésimo aniversario de su muerte acaba de pasar en silencio oficial (el pasado 12 de marzo). La denuncia proviene de UcaNews, la agencia católica asiática con sede en Hong Kong. El cardenal Kung -como lo ha recordado la Brújula Cotidiana en los últimos días (aquí y aquí)-, es una gran figura en la Iglesia china. Obispo de Shanghai desde 1950, fue encarcelado en 1955 y liberado en 1986 para pasar otros dos años bajo arresto domiciliario. Liberado permanentemente en 1988 y mandado al exilio en Estados Unidos, en Stamford (Connecticut) en donde ya estaba parte de su familia. Fue a Roma inmediatamente para encontrarse con San Juan Pablo II. Fue en esa ocasión cuando supo que ya había sido nombrado cardenal "in pectore" en 1979, confiriéndole el nombramiento más tarde, el 28 de junio de 1991.
El proceso de beatificación debería ser iniciado por la diócesis de Shanghai, pero siendo ahora controlada por la Asociación Patriótica, se excluye que dé un solo paso por un obispo que era un símbolo de lealtad absoluta a la Iglesia y al Papa. En el vigésimo aniversario de su muerte, también se le negó una misa de sufragio, como afirmó el padre Zhu Lide, 27 años pasados en cárceles chinas y ahora residiendo en Taiwán. “El cardenal Kung es amado por toda la Iglesia china. En sus tiempos había una única Iglesia, sin división entre subterránea y patriótica - dijo el padre Zhu -. Todos los católicos lo aman y veneran, pero su nombre está prohibido en China”.
Por lo tanto, la Santa Sede podría admitir una excepción (no sería la primera vez) y la Fundación Kung, con sede en Stamford, está trabajando para esto, pero encuentra dificultades porque en el Vaticano no hay intención de hacer acciones inoportunas para Beijing, como declarón a UcaNews, el obispo emérito de Hong Kong, el cardenal Joseph Zen. “El cardenal Kung - dijo Zen - es un fiel representante de la Iglesia católica. ¿Cómo es posible que el Vaticano ignore su causa de beatificación para complacer a las autoridades chinas?
Por lo que ignorar el valor del testimonio del cardenal Kung Pinmei es una vergüenza. Desafortunadamente no es una novedad, dado que - como lo denuncia la Fundación Kung - la situación de los católicos chinos ha empeorado después de la firma del acuerdo entre China y Santa Sede, el 22 septiembre de 2018. No solo eso, se debe recordar que en las negociaciones con China, la Santa Sede ignoró por completo el destino del obispo de Baoding, Su Zhimin, quien ha estado en prisión desde 1997 por su lealtad al Papa y de quien no se sabe nada. “Es desolante -dicen a la Fundación Kung- que el Vaticano haya aceptado rehabilitar a ocho obispos excomulgados sin siquiera pedir en cambio la libertad de un anciano obispo católico”.
Y hablando del acuerdo sino-vaticano, llega otra tanda desde Londres, en donde 32 representantes católicos y activistas de derechos humanos han firmado una carta abierta, dirigida por la Secretaría de Estado del Vaticano, solicitando que se bloquee de inmediato este acuerdo. ¿El motivo? Los nuevos documentos demuestran la extracción forzada de órganos de prisioneros para trasplante, y la violación y tortura de disidentes y minorías religiosas. La carta está inspirada en el reciente informe firmado por el China Tribunal, una organización independiente dirigida por Sir Geoffry Nice, un ex juez de la Corte Penal Internacional, que investiga el tráfico de órganos y la extracción forzada de presos de conciencia.
La carta establece que China habitualmente mata a los prisioneros para extraer su órganos, o declara arbitrariamente "muerte cerebral" con el mismo propósito. Dándose cuenta del uso sistemático de la violación y la tortura, incluida la "silla del tigre", utilizada especialmente para los prisioneros uigures. A esto debe agregarse la persecución de los cristianos, con la destrucción de iglesias y símbolos religiosos, aumentada después del acuerdo de 2018. Según el China Tribunal, los actos citados en el informe son reales "más allá de cualquier duda razonable" y son "punibles como crímenes contra la humanidad".
Por esta razón, en la carta se acusan a los responsables del Vaticano de haberse cubierto de vergüenza al apoyar el acuerdo China-Santa Sede, ante la creciente evidencia de las atrocidades cometidas por el régimen comunista. Mención especial, por supuesto, para el obispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de las Academias Pontificias de Ciencias y Ciencias Sociales, quien dijo que el gobierno chino “implementó la reforma del sistema de donación de órganos” y también argumentó que “China es el país que mejor aplica la doctrina social de la Iglesia”.
Sin embargo, tememos que los firmantes de la carta queden delusos, porque en realidad parece que ciertos personajes realmente no conocen la vergüenza.