represión

Médicos cubanos para estalinizar América Latina

Salen de Cuba como médicos, contratados para programas de cooperación en países latinoamericanos; pero son utilizados por el régimen para infiltrar y desestabilizar a los países en clave estalinista, a través del adoctrinamiento y el engaño. Bolsonaro los expulsó, mientras la comunidad internacional ha permitido la normalización de este sistema represivo.

Internacional 25_01_2020 Italiano

“Había terroristas entre los médicos cubanos”. Han sido claras las palabras del presidente de Brasil Jair Bolsonaro, quien comenzó el año 2020 haciendo fuertes denuncias contra la misión médica cubana “Más Médicos”. Un programa creado por Dilma Rousseff que llevó médicos cubanos a Brasil entre mediados de 2013 y finales de 2018. “La idea era formar núcleos de guerrilla en Brasil” y, en cambio, Rousseff se prestó para fomentar una dictadura, pues “alrededor de 1 mil millones de dólares se enviaban cada año a Cuba”, afirmó a la prensa local.

No es casualidad que el canciller boliviano, Arturo Murillo, revelara en diciembre pasado que había capturado a cuatro presuntos médicos cubanos, con aproximadamente 700.000 bolivianos, alrededor de 100 mil dólares. Según las autoridades locales, este dinero se utilizó para financiar los disturbios ocurridos en Bolivia después de la renuncia de Evo Morales; pero La Habana dijo que eran fondos para salarios y alquileres para la misión médica en La Paz.

Ecuador también decidió poner fin a la cooperación, luego de que se confirmara el flujo inusual de al menos 250 personas que ingresaron a Ecuador con pasaportes oficiales protegidos por los acuerdos médicos con Cuba, durante las protestas del pasado mes de octubre, según explicó la ministra del gobierno María Paula Romo. En consecuencia, 11.000 médicos cubanos fueron expulsados de Brasil, 725 de Bolivia y 347 de Ecuador. Pero ¿qué hay detrás de las misiones cubanas? Las respuestas fueron reveladas durante la conferencia “La oscura realidad detrás de las misiones médicas cubanas”, celebrada el 16 de diciembre en la sede de la OEA (Organización de los Estados Americanos).

Las misiones médicas se utilizan para intervenir y desestabilizar a otros países. En Venezuela tenían “una función política: detectar quiénes podían ser opositores al gobierno, adoctrinar a los pacientes y entre ellos llegaron a Venezuela agentes de inteligencia que tenían además una doble función, espiar a los médicos cubanos y actuar como agentes de inteligencia para preservar el régimen chavista. El número no está exactamente establecido, pero se habla de 40 mil, no todos médicos”, dijo el embajador del gobierno interino de Venezuela ante la OEA, Gustavo Tarre Briceño.

Es el "ejército de las batas blanca” de Cuba. Así había denominado Fidel Castro a su misión de cooperación internacional, que en cambio es un verdadero batallón de más de 50 mil personas, dispersas en al menos 67 países y que se ha convertido en la principal fuente de ingresos del régimen: “Cuba ha engañado durante años a muchos países, presentando estas misiones como algo humanitario cuando en realidad se trata de un gran negocio para la isla. Estamos hablando de ganancias de 8.000 millones de dólares anuales, muy superior a los 3.000 millones que produce el turismo o los cerca de 4.000 millones que se estima que entren como remesas al país”, explicó Javier Larrondo, presidente de la ONG Cuban Prisoners Defenders.

Es un sistema moderno de semi esclavitud. “Han sido una coartada para generar fuentes de ingreso en divisas extrajeras para el régimen, con el costo de la explotación del personal médico que trabaja en condiciones de semi esclavitud. Se trata de ganancias ilícitas que provienen de la explotación de miles de médicos o técnicos que son obligados a partir al exterior del país, sin saber su destino de antemano, reteniéndoles sus pasaportes, siendo controlados por agentes de inteligencia cubana en donde son destinados y la mayor parte de sus ingresos son confiscados por el gobierno”, dijo Gonzalo Conque, jefe del gabinete del Secretario General de la OEA.

Para entender mejor la situación, Dania Cao Quintero relata su experiencia: “Mi vuelo fue el primer grupo que entró a Venezuela, en junio del 2003. Lo primero que nos tocó fue censar a la población y en la planilla teníamos que identificar a aquellos que no estaban de acuerdo con el Chavismo e intenta cambiar su inclinación política… Durante las elecciones, funcionamos como un centro de comando y teníamos una persona dentro del centro de votación que nos informaba cuántos hipertensos o diabéticos habían ido a votar, es decir, chavistas u opositores. Y también teníamos que monitorear a las familias que estaban a favor del proceso para garantizar que fueran a votar”. Dania decidió abandonar la misión hace tres años, para escapar y cruzar Centroamérica a pie. Hoy está bajo la protección de Estados Unidos, pero tiene una hija de 10 años en Cuba a la que no ha visto desde que tenía 3 años. Como ella, miles de personas han desertado, pero el precio de la libertad es la separación de su familia que permanece atrapada en la isla, bajo el control del régimen.

“Hay 110 testimonios en la Corte Penal Internacional (CPI) que confirman esto y nos dicen que no son verdaderos voluntarios porque se ven obligados a irse por muchas razones”, dijo Conque, quien además confirmó que existen numerosas sentencias internacionales que han condenado a Cuba por someter a sus ciudadanos a la esclavitud, con condiciones de trabajo que podrían considerarse de trabajo forzoso, según los indicadores establecidos por la Organización Internacional del Trabajo. Por tal razón, resulta insólito que este modelo haya sido mediado por la Organización Panamericana de la Salud (OPAS), que según fuentes periodísticas cobró una comisión.

De hecho, se trata de “la explotación del hombre por el Estado”, precisó el secretario general de la OEA, Luis Almagro. Cuba recibe “una ganancia ilícita que proviene de la violación de derechos humanos y de la trata de personas… Por mucho tiempo la comunidad internacionalidad ha permitido la normalización de este sistema represivo. A pesar del abominable historial de violación de derechos humanos que tiene Cuba”, concluyó.

Nada de misión humanitaria, las misiones de médicos cubanos son un mecanismo eficiente que no solo aporta dinero a la dictadura, sino que también sirve para inocular el virus comunista en los estratos más pobres y vulnerables de las sociedades en las que se infiltra, útil para exportar el sistema represivo cubano e incluso las técnicas de adoctrinamiento. Un sistema que además tiene en la mira el continente africano, con la reciente renovación del acuerdo de colaboración en salud entre la República de Gambia y Cuba.