Más que el tsunami Omicron, la pandemia es sólo de histeria
El profesor Guido Silvestri, docente en la Universidad Emory de Atlanta, da a conocer los primeros datos epidemiológicos sobre Omicron, que muestran un cuadro clínico mucho menos preocupante: la tasa de letalidad y el riesgo de hospitalización se han reducido, y hay menos neumonías, pero la traqueítis y la faringitis siguen estando presentes. Y para la OMS no se puede avanzar con dosis de refuerzo. Una “histeria colectiva”, consecuencia de una hábil dirección que ha construido un monstruo imaginario y mediático.
Una oleada pandémica está abatiendo Italia y Europa: es una oleada de “histeria colectiva”. Quien afirma esto es un eminente virólogo, alguien que no frecuenta los programas de entrevistas y que no desentona horriblemente frente a los micrófonos, sino que investiga científicamente. Se trata del profesor Guido Silvestri, profesor de la Universidad Emory, en Atlanta, que ha expresado su juicio sobre la variante Omicron, con la que los gobiernos y sus medios de comunicación están utilizando para sembrar el terror una vez más.
El científico ha analizado detenidamente los datos epidemiológicos sobre el Omicron y los ha comentado en un post en Facebook, “con la esperanza”, dice, “de poder aportar algo, aunque sea muy modesto, para que mi país pueda salir de esta oleada de histeria colectiva que parece haberse apoderado de él en las últimas semanas”. Sobre Omicron, dice Silvestri, se torna necesario recuperar un debate serio, tranquilo, pragmático y basado en hechos. ¿Y cuáles son los hechos? El virólogo los ilustra claramente: en primer lugar, la letalidad calculada de Covid-Omicron, es decir, la relación entre el número de casos observados y el número de muertes es mucho menor que la de las variantes anteriores. Los datos de Sudáfrica, que tuvo unos 400.000 casos, hablan de una letalidad del 0,26%, es decir, una décima parte de la letalidad de Covid observada hasta ahora. Este dato se sobrepone exactamente al de la gripe estacional, comparable al 2,5-4% de las oleadas anteriores.
¡Olvídese del "Tsunami Omicrón", como nos están abrumando los principales medios de comunicación! Está llegando a Europa una variante mucho menos peligrosa del virus de Wuhan. Además, Silvestri señala que un estudio del Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles del gobierno sudafricano muestra que el riesgo de hospitalización de los pacientes que han contraído Omicron es el 20% del observado en los pacientes que habían contraído Delta. Es decir: por cada cinco pacientes que acabaron en el hospital por la variante Delta, sólo uno va por Omicron.
A pesar de que el estudio utiliza controles históricos (en la actualidad Delta ha desaparecido de Sudáfrica), el análisis se realizó después de haber corregido por edad, sexo y antecedentes positivos de infección previa. Por último, el profesor Silvestri cita un estudio científico posterior realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Hong Kong, según el cual la variante Omicron es más eficaz para infectar las células del tracto respiratorio superior y los bronquios, pero menos eficiente para infectar las del tejido pulmonar profundo.
Este estudio podría representar la explicación de la menor gravedad clínica observada, ya que la pulmonía intersticial con daño alveolar difuso y posteriores complicaciones sistémicas es el elemento central en la patogénesis del Covid grave. Por lo tanto, Omicron es causa de faringitis o de traqueítis. Y se ve claramente en el hecho de que un país como Sudáfrica, con sus 60 millones de habitantes, al igual que Italia, cuenta con algo más de 500 personas actualmente en terapia intensiva.
Finalmente, hay un último dato muy interesante, y es el del porcentaje de personas vacunadas. Italia, con un 80%, es inducida a temblar de miedo ante Omicron. Sudáfrica, donde sólo el 26% de la población está vacunada, afronta el problema con tranquilidad. Una “histeria colectiva”, dice el profesor de Atlanta, consecuencia de una hábil trama que ha vuelto a construir un monstruo imaginario y mediático. Ha ocultado y alterado los datos epidemiológicos, y al final no puede hacer más que proponer de nuevo la presunta solución de siempre: vacunar hasta la saciedad. Tercera dosis, incluso cuarta dosis.
¿Es esta la forma de salir de la pandemia? No lo sabe ni siquiera el máximo organismo sanitario mundial, la OMS, que presenta -y no es la primera vez- contradicciones en su seno. Si de hecho el Director General del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, declara que no se puede pensar en salir de la pandemia a golpe de refuerzos, de dosis adicionales de la vacuna para “amortiguar” la evidencia de la caída de la protección de los anticuerpos después de unos pocos meses, por otro lado, está el director de la OMS Europa, Hans Kluge, quien declara que “está llegando a Europa una nueva tempestad con la variante Omicron que, en pocas semanas, dominará en varios países, llevando al borde del abismo a los sistemas sanitarios ya presionados ", por lo que en este escenario catastrófico invita a todos a recibir su tercera dosis de vacuna: “Refuerzo, refuerzo, refuerzo. El refuerzo es la defensa más importante contra Omicron”.
¿A cuál OMS creer? Probablemente la mejor opción es no creer en ninguna.