Los enemigos de la verdad
Robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. (Mt 28,13)
Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alegraos». Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. Jesús les dijo: «No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. 12Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros». Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy. (Mt 28,8-15)
Frente a un hecho como el sepulcro de Jesús vacío, los hombres de buena voluntad testimonian lo que ha sucedido, mientras los de mala voluntad organizan sus narraciones adaptando la realidad a sus deseos. En el caso del testimonio falso de los guardias que guardaban el sepulcro, ideado por los enemigos de Jesús, la contradicción en el plano lógico es evidente: si de verdad los guardias estaban dormidos, ¿cómo podían haber visto a los discípulos de Jesús desenterrar su cuerpo? No nos dejemos engañar por los enemigos de Cristo, que son también enemigos de la verdad.