Los devotos aparentes
Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y los lleva a abrevar? (Lc 13,15)
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente: «Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado». Pero el Señor le respondió y dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y los lleva a abrevar? Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?». Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía. (Lc 13,10-17)
Los devotos aparentes, que se escandalizan porque Jesús se ocupa de las necesidades materiales y espirituales de los más débiles incluso en sábado y lo acusan de ir contra un precepto humano, son aquellos que, en ese día, se ocupan de su ganado pero no atienden a una persona humana necesitada. Por este motivo Jesús les llama hipócritas, puesto que su alma está más preocupada en realizar actos devocionales que en su corazón, que tienen que donar por completo a Dios y al prójimo. Hoy intenta estar más atento a las necesidades de quien está a tu alrededor, sobre todo tu familia, para ayudar a algún necesitado concreto.