San Guido Maria Conforti por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Lo que enjaula al hombre

Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos. (Mt 8,22)

Viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas». Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Otro, que era de los discípulos, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Jesús le replicó: «Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos». (Mt 8,18-22)

 

Jesús advierte a aquellos que desean ir con él lo que significa seguirle fielmente. El discípulo debe poner en primer plano el amor hacia Jesús en cuanto Dios, también con respecto a las necesidades materiales (la posesión de una casa en la que refugiarse) y afectivas (el amor hacia las personas a las que uno quiere). Jesús no olvida la importancia de estas necesidades humanas, sino que las vuelve más vivas poniéndolas en relación con la búsqueda del Reino de Dios. No nos olvidemos de que la vida reducida a la sola búsqueda de la satisfacción de las necesidades humanas enjaula al hombre en la desesperación, haciéndonos perder de vista el objetivo de nuestra vida: el Paraíso. ¿Cuántas veces has pensado en el Paraíso la semana pasada?