Santo Tomás por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Las dos paredes finalmente unidas

Se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos. (Mt 21,43)

Escuchad otra parábola: «Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo”. Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: “Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia”. Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?». Le contestan: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo». Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta. (Mt 21,33-43. 45-46)


Jesús es la piedra destinada a convertirse en piedra angular. Sin Él las dos paredes, que representan el paganismo y el judaísmo, no se podrían haber unido nunca en la Iglesia. Todos aquellos que piensan que se pueden salvar solos, sin Él o incluso en su contra, no construyen nada duradero y estarán siempre insatisfechos. En cambio, los que aceptan a Jesús como fundamentado de la propia existencia serán salvados porque en Él encuentran el sentido de su vida, que de lo contrario les sería desconocido. ¿Cuántas veces en estas últimas semanas hemos actuado por nuestra cuenta, ignorando a Jesús?