San Roberto Belarmino por Ermes Dovico
ESPAÑA

La Vuelta boicoteada por los pro-Palestina con el aplauso de Sánchez

Asalto rojo con banderas palestinas en la carrera ciclista hasta la llegada a Madrid. Los ganadores han sido premiados por la noche y sin público debido a los violentos, que en cambio se han ganado la admiración del presidente español.

Internacional 17_09_2025 Italiano

El presidente español Pedro Sánchez lo ha conseguido por fin: no le bastan los escándalos de sus ministros, ni los de los dirigentes del Partido Socialista, ni tampoco las investigaciones sobre los abusos y fechorías de su esposa. No, no está satisfecho “solo” con eso: pretende más y, por lo tanto, ha considerado oportuno apoyar abiertamente la violencia antisemita y antideportiva, bajo la égida de la bandera palestina, que un puñado de representantes de los centros sociales han escenificado durante las semanas de la Vuelta a España, la última carrera ciclista internacional de la temporada que otorga un maillot rojo al líder y ganador. La carrera, de tres semanas de duración, se ha disputado en España del 23 de agosto al 14 de septiembre. Pues bien, después de que varias de las 21 etapas de la carrera hayan sufrido desvíos, suspensiones, cancelaciones e interrupciones prematuras debido a las protestas y los actos de vandalismo, la etapa final de la llegada a Madrid el domingo ha corrido la misma suerte obscena.

A lo largo del recorrido en la capital varios manifestantes han arrancado las vallas, en particular cerca de la estación de tren de Atocha, cerca del museo del Prado y a lo largo de la Gran Vía, sede de la llegada. ¿El resultado? La etapa final cancelada. Durante estos 21 días de carrera, incluido el domingo, la policía se ha mostrado resignada y, salvo algún lacrimógeno, no ha querido o no ha podido hacer nada para intervenir. Desde el inicio de la carrera hasta el domingo se han escuchado varios cánticos y consignas, en un clima cada vez más acalorado, contra Israel y el equipo profesional Israel Premier Tech, cuyo propietario y principal patrocinador es un empresario residente entre Estados Unidos y Canadá. Los cánticos, o más bien los gritos desafinados, forman parte del festival de lo absurdo de estas semanas: “¿Dónde están, no se ven, las sanciones a Israel?”, “No es una guerra, es un genocidio” y “Boicot a Israel” o “Esta Vuelta la gana Palestina”. La entrega de premios de la etapa del domingo y de los ganadores de la vuelta española (Jonas Vingegaard fue el primer clasificado) se celebró por la noche en el garaje del Hotel Marriot de Madrid, cerrado al público y a gran parte de la prensa para evitar que las hordas bárbaras impidieran a los ganadores celebrar su victoria.

Una vergüenza que difícilmente se olvidará. Sin embargo, el presidente del Gobierno español ha declarado el domingo por la mañana que sentía “admiración” por los manifestantes pro-Palestina y sus reivindicaciones, incluida la exclusión del equipo Israel Premier Tech de la carrera: “España brilla como ejemplo y con orgullo. Da un paso adelante en la defensa de los derechos humanos. Estamos de acuerdo en una causa justa”, ha subrayado el primer ministro español, saludando a los grupos violentos pro-Palestina que asaltaban la carrera ciclista e impedían su adecuada conclusión. La preocupante vulgaridad de un presidente de un país europeo que justifica la violencia y el antisemitismo no tiene precedentes en el variado panorama político contemporáneo, aunque forma parte de esa tradición socialcomunista del siglo XX que está resurgiendo en tonos y complicidades en todo Occidente. El lunes, la Unión Ciclista Internacional (UCI) ha reaccionado con dureza a las declaraciones de Sánchez.

En el texto leemos cómo, desde la llegada de la carrera a España —las cuatro primeras etapas se habían disputado en Piamonte y una en Andorra—, la Vuelta ha sido interrumpida “casi a diario por actos violentos: individuos que se entrometían en el pelotón, lanzamiento de orina y corredores que se veían en peligro, amenazando su integridad física. Algunos han sufrido caídas, lesiones y se han visto obligados a retirarse de la carrera. Ante estos incidentes, los organizadores de la carrera han reaccionado con rapidez y calma, con una profesionalidad ejemplar, respetando la autonomía y la independencia del deporte... Lamentamos además que el presidente del Gobierno español y sus ministros hayan apoyado acciones emprendidas en el marco de una competición deportiva que podrían obstaculizar su correcto desarrollo y que, en algunos casos, hayan expresado su admiración por los manifestantes. Esta postura contradice totalmente los valores olímpicos de unidad, respeto mutuo y paz. Además, pone en duda la capacidad de España para acoger grandes eventos deportivos internacionales respetando los principios de la Carta Olímpica”.

Esperamos que las sanciones a España sean severas, al menos hasta la derrota política de Sánchez y su banda de “fascistas rojos”, que quizá no han entendido bien que la camiseta del ganador era precisamente roja, como sus ideales de sangre para los disidentes.