La voluntad de Dios
Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí (Jn 6,37)
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día".
(San Juan 6,37-40)
Cuando, por obstinación o falta de confianza, ponemos nuestra voluntad de criaturas por encima de la del Creador, engañándonos a nosotros mismos pensando que sabemos más que Él, que nos conoce mejor que nosotros mismos, tomamos una decisión desastrosa: nos alejamos de Dios y nos quedamos perdidos, sin rumbo, sin auténtica felicidad. Por lo tanto, es fundamental rezar a Dios para que nos abra los ojos sobre nuestros pecados, incluso aquellos que consideramos de poca importancia, para reconocerlos, confesarlos y abandonarlos, de modo que podamos alcanzar la vida eterna. ¿Eres capaz de reconocer y confesar incluso los pecados que te parecen pequeños? ¿Qué camino estás eligiendo hoy: el que te lleva hacia Dios o el que te aleja de Él?
