La verdadera belleza
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. (Lc 11,28)
Mientras él hablaba estas cosas, aconteció que una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo: «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». Pero él dijo: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen». (Lc 11,27-28)
En esa época, la expresión de esa mujer significaba apreciar la belleza y la fascinación de Jesús. Pero Él no duda en dejar claro que la única verdadera belleza que importa es la interior, que se obtiene solo cumpliendo la voluntad de Dios, que es el único que nos ama de manera perfecta. Solo observando sus mandamientos con amor podemos obtener la paz y la serenidad en esta tierra y en el más allá.