EL CATECISMO DE LOS DOMINGOS

La Brújula nos lleva a catequesis

A partir de hoy, primer domingo de Adviento y comienzo del año litúrgico, cada domingo la Brújula Cotidiana estará dedicada al catecismo: lecciones editadas por Luisella Scrosati, introducidas en el primer episodio de hoy por un artículo firmado por el cardenal Robert Sarah.

Ecclesia 28_11_2021 Italiano English

No se puede tener una verdadera experiencia de Dios sin conocer y adherirse al contenido de la fe, sin el catecismo. Este pensamiento, expresado por el cardenal Robert Sarah, prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino, está en el origen de la nueva iniciativa de la Brújula Cotidiana, “El Catecismo de los domingos”: hoy 28 de noviembre nos introduciremos en el corazón de esta iniciativa precisamente a través de una presentación del cardenal Sarah, que explica la importancia, e incluso la urgencia, de conocer y enseñar el catecismo. Posteriormente publicaremos cada domingo una lección de Luisella Scrosati, que partirá de los distintos artículos del Credo.

Reproducir las lecciones del Catecismo no es una operación nostálgica. El objetivo es, en cambio, volver a proponer y hacer accesible a todos los contenidos de nuestra fe católica, en un momento de gran confusión en la Iglesia, cuando la fe se reduce a la emoción y cada uno se siente libre de inventar su propia “doctrina” católica. Se trata de volver a proponer contenidos objetivos en un campo donde triunfa la opinión subjetiva, un proceso típico del fenómeno de “protestantización” que vive la Iglesia.

Sobre todo, después de años y años, yo diría décadas, en los que el Catecismo se ha reducido mínimos históricos, el pueblo católico es ahora profundamente ignorante del contenido del Apocalipsis. Muy pocos saben ahora explicar las partes del Credo que profesan cada domingo en misa. Y es precisamente desde el Credo, desde nuestra profesión de fe, donde comienza el camino que propone la Brújula.

No se trata, como muchos quisieran, de crear un antagonismo o una contradicción entre la doctrina y la vida, entre el conocimiento intelectual de la Ley y el encuentro con Cristo. Todo lo contrario: es precisamente un verdadero encuentro lo que impulsa el deseo de conocer la Revelación. Es como cuando uno se enamora de un hombre o una mujer y quiere saberlo todo del otro: su historia, sus pensamientos, sus criterios. Para que pueda crecer una verdadera unión. Lo mismo ocurre con Cristo: la doctrina es precisamente Jesús hablándonos de sí mismo, de su familia celestial y terrenal, y explicando el destino al que nos llama. No podemos crecer en la verdadera comunión con Cristo sin conocer verdaderamente quién es Él.

Evidentemente, hemos elegido el domingo para esta iniciativa porque es el día del Señor, un momento especialmente dedicado a la oración y la meditación. La oración también sirve para relativizar los pequeños y grandes hechos con los que nos enfrentamos cada día: la oración y la doctrina constituyen el juicio del que emanan todos los demás.

Comenzamos, no por casualidad, con el inicio del nuevo año litúrgico, en el primer domingo de Adviento: son los tiempos de la liturgia los que dictan también nuestras iniciativas, y es significativo que el inicio de “El Catecismo de los domingos” coincida con el tiempo fuerte que subraya la espera de Jesús, de su salvación y de su regreso; la espera de Jesús que debe ser el sentido de cada momento de nuestra vida. Es con este corazón abierto y este deseo de conocer a Jesús con el que iniciamos la nueva jornada dominical, una aventura que nos hará apreciar mejor el amor que Dios nos tiene.