Jubileo de la Esperanza: que todo hombre pase por la Puerta que es Cristo
Con la apertura de la Puerta Santa en Nochebuena en la Basílica de San Pedro, ha comenzado el 27º Jubileo ordinario de la historia de la Iglesia. El Papa Francisco exhorta a todos los hombres y pueblos “a tener el valor de atravesar la Puerta” que es signo de Cristo. Ayer se ha abierto también la puerta de la cárcel de Rebibbia.
Ha comenzado el 27º Jubileo ordinario de la historia de la Iglesia. En la noche de Navidad, Francisco se ha acercado en silla de ruedas hasta la Puerta Santa y ha llamado tres veces, tal y como manda la tradición. Las puertas de la obra creada por Vico Consorti se han abierto de par en par mientras las campanas de la Basílica de San Pedro comenzaron a repicar. “En esta noche, la puerta de la esperanza se ha abierto de par en par al mundo; en esta noche, Dios dice a cada uno: ¡también hay esperanza para ti! Hay esperanza para cada uno de nosotros”, ha dicho Bergoglio en su homilía durante la celebración eucarística.
Un Jubileo dedicado a la esperanza que llega nueve años después del extraordinario dedicado a la misericordia. En su homilía, tras citar una meditación extraída de un libro del padre Alessandro Pronzato, el Papa ha explicado que este tiempo jubilar “nos invita a redescubrir la alegría del encuentro con el Señor, nos llama a la renovación espiritual y nos compromete en la transformación del mundo, para que éste llegue a ser realmente un tiempo jubilar. Que llegue a serlo para nuestra madre tierra, desfigurada por la lógica del beneficio; que llegue a serlo para los países más pobres, abrumados por deudas injustas; que llegue a serlo para todos aquellos que son prisioneros de viejas y nuevas esclavitudes”.
Al final de la Santa Misa de la Solemnidad de la Navidad del Señor, Francisco ha llevado la estatua del Niño ante el belén de la Basílica, acompañado por un grupo de niños de distintos continentes y vestidos con trajes tradicionales. El día de Navidad, el Pontífice se ha asomado a la logia de las bendiciones para el mensaje “Urbi et Orbi” flanqueado por el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, y el ex delegado especial de la Orden de Malta, el cardenal Silvano Maria Tomasi. En las palabras de Francisco, hemos podido escuchar una petición de paz para los escenarios más dramáticos de la situación geopolítica: Ucrania, Oriente Medio, Sudán, Myanmar, Haití, Venezuela, Colombia y Nicaragua. “En esta Navidad, inicio del Año Jubilar -ha dicho Bergoglio-, invito a cada persona, a cada pueblo y nación a tener el coraje de atravesar la Puerta, de hacerse peregrinos de la esperanza, de silenciar las armas y superar las divisiones”. Una mención especial para la comunidad de Gaza, seguida por la petición de liberar a los rehenes israelíes. El Pontífice ha hablado también del caso de Chipre, donde sigue en pie el último muro de separación de Europa, y posteriormente ha vuelto a pedir a los Estados más ricos que perdonen las deudas de los países más pobres.
En la fiesta de San Esteban fue el turno de la apertura de la segunda Puerta Santa: la especialmente deseada por el Papa en la cárcel Rebibbia de Roma. En la Spes non confundit, la bula de convocación del Jubileo 2025, Francisco había pedido signos concretos de esperanza también para los presos. Y ha dado ejemplo eligiendo ir a una de las penitenciarías de Roma para abrir la única puerta que se añadirá a las puertas de las cuatro basílicas papales romanas. A diferencia de la Nochebuena, ayer Francisco se ha levantado de su silla de ruedas para llamar tres veces y después ha cruzado el umbral de pie. En la homilía de la Misa, Bergoglio ha explicado que el camino de la esperanza conduce al perdón y a la libertad. Y ha insistido: “La puerta que abrimos en esta cárcel es un signo de Cristo, nuestro hermano y Redentor, que abre de par en par nuestra vida a Dios. Al comenzar juntos el Jubileo, reflexionemos sobre estos dos objetivos: el perdón y la libertad”. A continuación, Francisco ha recibido varios regalos de una delegación de presos y a la salida, hablando con los periodistas, ha afirmado que su presencia en Rebibbia era importante “porque tenemos que pensar que muchos de estos presos no son peces gordos, los peces gordos tienen la astucia de quedarse fuera y nosotros debemos acompañar a los detenidos”.