Santa Catalina de Siena por Ermes Dovico
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Jesús, el único bien

Bendecid a los que os maldicen. (Lc 6,28)

«En cambio, a vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».  (Lc 6,27-38)

 

Los apóstoles y los discípulos deben sembrar en el surco ejemplar del Maestro: como Él los ha amado por primera vez, también cuando en principio algunos no fueron amables, así deberán hacer ellos con quienes se encontrarán en el camino. Amar a los enemigos casi nunca quiere decir sufrir en silencio. A veces, para hacer que lleguen a Jesús, el único bien para cada hombre, es más eficaz afirmar con tenacidad la Verdad, incluso si esto les irrita. Rezar por ellos, en cambio, no debe ser una excepción: recordemos esto en nuestras oraciones de hoy.