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INVESTIGACIONES

Francia: la inmigración refuerza la presencia musulmana

Según las encuestas del Ined-Insee, el 91% de los inmigrantes que han crecido en familias musulmanas reivindican la religión de sus padres, frente al 67% de los católicos. Y los niños con nombre musulmán representan el 21,73%, mientras que el 57% de los musulmanes considera la sharia más importante que la ley de la República.

Internacional 06_07_2024 Italiano English

No es casualidad que la crisis política surgida con el voto europeo en Francia –y que ha desembocado en unas elecciones legislativas extremadamente precoces- se haya concentrado particularmente en torno a la cuestión de la inmigración. No cabe duda de que el voto del 30 de junio ha demostrado que ante los ojos de la mayoría de los ciudadanos está en juego el destino de Francia y que, a través de la cuestión de su población, se plantea una cuestión existencial.

Beatrice Giblin, decana de los geógrafos franceses y directora del Instituto de Geopolítica de la Universidad de París VIII, ha identificado cómo “la campiña bretona ha votado en conjunto a la Agrupación Nacional, Pas-de-Calais, Asine, Lot-et-Garonee, Vaucluse: hay departamentos en los que la derecha de Le Pen podría hacerse con todos los diputados”. En cambio, en París, Toulouse, Burdeos y Nantes, que son las zonas con mayor índice de inmigración y de inseguridad, el voto ha sido completamente diferente: ha ganado el abstencionismo y la extrema izquierda.

Llegados a este punto, es importante señalar que, tras el resultado de las elecciones, la Bolsa de París se anotó un +2,5%, una señal de que no está preocupada por un cambio de gestión en la Asamblea Nacional.

Porque si hay un hecho que se comenta poco es precisamente el de la inmigración, que ha reforzado la presencia musulmana en Francia y ha cambiado el equilibrio interno de su población. Según las encuestas del Ined-Insee Instituto Nacional de Estudios Demográficos e Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos francés respectivamente-, analizadas por el director del Observatorio sobre Inmigración y Demografía, existe de hecho una correlación entre los flujos migratorios en Francia y el aumento de las solicitudes relacionadas con el islam.

Cada año, la Dirección General de Extranjería en Francia (DGEF) del Ministerio del Interior publica estadísticas sobre inmigración, asilo y acceso a la nacionalidad francesa. Las cifras definitivas se han publicado el 27 de junio de 2024, e informan de que en 2023 Francia expidió 2,4 millones de visados, frente a los 1,7 millones de 2022, lo que supone un aumento del 40,4%. Y se expidieron 326.954 primeros permisos de residencia, una cifra récord para el país con un aumento del 2,5% en comparación con 2022.

El número anual de primeros permisos de residencia concedidos en Francia a nacionales de “terceros países” (fuera del espacio europeo) ha aumentado un 172% entre 1997 y 2023. En 2021, el 72% de los beneficiarios de un primer permiso de residencia procedían de un país islámico. En 2022, era el 61%.

Desde hace más de doce años, Marruecos, Argelia y Túnez, seguidos de Afganistán, Guinea y Turquía, son los primeros países de origen de quienes solicitan entrar por primera vez en Francia. Y los datos del Insee informan de que las familias de inmigrantes musulmanes son las que más expresan la transmisión familiar en la afiliación religiosa. Y lo hacen significativamente más que las cristianas.

El 91% de aquellos que han crecido en familias musulmanas reivindican la religión de sus padres, frente a sólo el 67% de los que han crecido con padres católicos. Esta transmisión se eleva al 97% en las familias de Turquía, Oriente Próximo y el África saheliana.

Según el Instituto Francés de Estadística, el 76% de los musulmanes considera que la religión es muy importante y afecta a todos los aspectos de la vida, frente al 27% de los católicos y frente al 39% de las demás confesiones cristianas.

Pero sobre todo para los inmigrantes de segunda generación la pertenencia al Islam sigue siendo el elemento más importante. Si el 89% de los inmigrantes argelinos se declaran musulmanes, entre los descendientes directos es el 64% el que confirma su creencia. Los mismos porcentajes para Marruecos y Túnez.

Para el África saharaui, la proporción es del 84% para los padres frente al 77% para los hijos. Para los demás países africanos, el 38% también sigue siendo musulmán en Francia y entre los descendientes el porcentaje es del 31%. Entre los inmigrantes turcos, el 72% se declara musulmán, frente al 67% de sus descendientes.

En el caso de Afganistán nos encontramos con un 88% que declara que la pertenencia religiosa también es predominante para sus hijos. Entre los inmigrantes que dicen tener una religión, el Islam es la más citada (55% de media), por delante del catolicismo (21%) y de otras confesiones cristianas (18%). Es la única religión para los que dicen profesar una creencia y que proceden del Magreb, y es la mayoritaria también entre los procedentes del África saheliana, Turquía y Oriente Próximo. La pertenencia al Islam sigue siendo significativa en la segunda generación: el 52% de los descendientes de inmigrantes que profesan una confesión son musulmanes, porcentaje que corresponde a la media entre los distintos Estados de origen, y que alcanza el 58% entre los inmigrantes en Francia mayores de 16 años.

Si consideramos, además, las estimaciones entre la entrada y la pertenencia a una religión, la relación entre la aceleración de los flujos migratorios y el refuerzo de la demografía de las poblaciones expresamente musulmanas en Francia emerge de forma abrumadora. En 2017, el 44% del aumento de la población procedía de los inmigrantes. En 2019, el 38% del crecimiento demográfico de Francia se atribuyó a la población musulmana. Mientras que por lo que respecta a los años siguientes, los datos aún no han sido reportados por el Insee.

Cada año, el Instituto de Estadística también publica datos sobre los nombres dados a los niños nacidos en Francia desde 1900. En 2019, Jérôme Fourquet, director del IFOP (Instituto Francés de Opinión Pública) desde 2011, reconstruyó los datos entonces publicados en un ensayo, L'Archipel français (Seuil, 2019). El estudio informa de que los niños con nombre musulmán representan el 21,73% del total de recién nacidos en Francia. En 2000, eran el 8%; en 2010, el 15%. En los departamentos de Île de France, los recién nacidos con nombre islámico superan el 55%.

Es la segunda vez en diez años que dos organismos estatales franceses, el Insee y el Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED), presentan un análisis sobre la evolución de las religiones en Francia. De él se desprende que el uso del velo para las mujeres musulmanas ha aumentado un 55% en diez años, de 2009 a 2020. Y que el 26% de las mujeres musulmanas de entre 18 y 49 años defienden su uso. Este aumento se observa entre todos los orígenes geográficos, para la segunda y tercera generación, con porcentajes más altos, sin embargo, entre las mujeres de Turquía y Oriente Medio.

Un sondeo de Ifop para el Comité Laïcité République señala que el 57% de los jóvenes musulmanes cree que la ley de la sharia es más importante que la ley de la República. Un aumento de 10 puntos con respecto a 2016. Todos estos datos observados en su conjunto nos dicen que a través de la cuestión de la población inmigrante se plantea la cuestión esencial del destino de Francia.

Las políticas de inmigración son la puesta en juego de conflictos, en absoluto simbólicos, que denuncian problemas de naturaleza esencialmente social.