España oscurantista: la UE sospecha del gobierno rojo
La sed de poder ha hecho que Sánchez haya acelerado su pacto mortal no sólo con Podemos, la versión europea del populismo castro-chavista, sino también con los movimientos secesionistas españoles más extremos. El presidente en funciones pierde cada vez más importancia en Bruselas, y es que el programa presentado por los socialistas y Podemos representa un punto de inflexión oscurantista sin igual.
Pedro Sánchez está perdiendo cada vez más peso dentro de la UE, después de un año 2019 lleno de prestigiosos certificados de estima y de poder real de negociación. Baste recordar que el jefe del Grupo Socialista en el Parlamento Europeo y el Alto Representante de Política Exterior son españoles y socialistas. Sin embargo, ahora el presidente del gobierno español ha visto caer su importancia en Bruselas.
Una de las razones es su deseo de crear un gobierno nacional con la extrema izquierda y los independentistas, o más bien los separatistas catalanes. En Bruselas, al igual que en Madrid, existía la esperanza de un gobierno de socialistas, populares y los liberales de Ciudadanos, pero la sed de poder absoluto de Sánchez le ha empujado en los últimos días a acelerar y a materializar un pacto mortal y detallado no sólo con Podemos, la versión europea del populismo castro-chavista, sino también con los movimientos secesionistas españoles más extremos.
No sólo los catalanes de ERC, sino también los secesionistas vascos del PNV, podrían abstenerse o incluso votar a favor después de haber visto cómo se les garantizaban los referéndums y las competencias de autonomía que colindan con la secesión. Sólo a modo de ejemplo, al País Vasco se le ha concedido una agenda tan soberana que incluso podrían formar selecciones deportivas nacionales, y con Cataluña se ha comprometido a permitir un referéndum implícitamente secesionista.
No todo está decidido todavía, a pesar del extenuante empeño de Sánchez: Torra ha amenazado públicamente a los catalanes de ERC para que no acepten ningún acuerdo de gobierno que no incluya la aceptación explícita de un referéndum secesionista. Ahora, por tanto, el partido catalán ERC se enfrenta al dilema: ¿Apoyar al gobierno nacional con socialistas y Podemos y sufrir una crisis de gobierno en Cataluña o mantener la coalición catalana y romper con el PSOE y Podemos?
En los últimos días Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han presentado en el Congreso de los Diputados su programa de gobierno, publicado los días 30 y 31 de diciembre por los principales diarios nacionales, y que representa un giro oscurantista sin parangón: el socialismo de Estado vuelve al poder en las formas más coercitivas y anti-liberales imaginables.
Mientras en los próximos días Sánchez pedirá el voto de confianza, dentro del PSOE se vive un momento delicado, donde muchos barones regionales mantienen su posición crítica hacia una coalición que llevará definitivamente al partido de vuelta a los años veinte, hacia un marxismo y un comunismo que no tendría nada que ver con el siglo XXI. En este sentido, los críticos de Sánchez han puesto sobre la mesa una encuesta muy reciente realizada entre sus votantes, entre los cuales sólo el 10% apoyaría una coalición con Podemos y la izquierda, y el 90% restante preferiría un pacto institucional con populares y Ciudadanos, o bien nuevas elecciones (17%).
La reciente crisis en Bolivia, de la que ya hemos ilustrado sus inquietantes partes ocultas, ha puesto de manifiesto el poder real de Pablo Iglesias, líder de Podemos, a quien se le asignará el papel de Vicepresidente del Gobierno junto con la coordinación de la política exterior para la cooperación internacional y, probablemente, la inmigración. La preocupación es tal que la polémica y las denuncias de las investigaciones bolivianas y peruanas sobre el financiamiento recibido por Podemos directamente de la Bolivia de Evo Morales por valor de 250 mil dólares han tenido eco en la prensa española.
Todo esto es sólo un ligero aperitivo, nada comparado con el programa del próximo gobierno marxista español. La España que saldrá de ella, si Sánchez obtiene la confianza definitiva el próximo 7 de enero, ya no será la misma que hemos conocido hasta ahora. Poco menos de cien años (1936) después de la victoria del Frente Popular en España y de la toma del poder en Cataluña por los comunistas, se propone un nuevo proyecto tan radical como definitivo para el futuro de España.
El nuevo programa que hará “avanzar” a los españoles incluye, en pocas palabras:
- Nueva Ley Marco de Educación: más colegios públicos y valores cívicos estatales, fortalecimiento de la educación afectivo-sexual (incluyendo la ideología de género y todos los métodos anticonceptivos), disminución de las ayudas a los centros de educación privados y reducción de la asignatura de Religión a materia no obligatoria y no computable para la media escolar.
- Políticas feministas: paridad salarial por ley y paridad en los cargos públicos.
- Ley de Protección de la Libertad Sexual: Las relaciones sexuales, dentro y fuera del matrimonio, sólo pueden tener lugar si hay un consentimiento explícito de la mujer o de la otra pareja.
- Plan estratégico para la prevención del suicidio pero, al mismo tiempo, libertad para la eutanasia.
- Ley de protección de la diversidad familiar; más flexibilidad laboral para cada padre y familia o unión del mismo sexo.
- Ley de Bienestar Animal, con penalización por violación de los derechos de los animales y maltrato.
- Ley contra toda discriminación de las personas autodeclaradas LGBTI.
- Ley de Memoria Histórica: celebraciones nacionales por las víctimas del franquismo y los condenados al exilio durante ese período (31 de octubre y 8 de mayo).
- Ley de expropiación de bienes de la Iglesia registrados como resultado de donaciones y compras por parte de los organismos eclesiásticos.
- Aumento de los impuestos para las rentas medias y altas, lo que supone una reforma laboral del siglo XIX.
- Acuerdos políticos para una España multinacional, es decir, una "confederalización" del país.
- Limitación al precio de los alquileres.
- Universidad gratuita para todos.
Después de Portugal, cuyo gobierno socialista se apoya en la abstención benévola y cómplice de la extrema izquierda, y después de Italia, donde los populistas de 5 Stelle y toda la izquierda están unidos en un solo ejecutivo (excepto los comunistas), España experimenta una nueva forma de gobierno socialista revolucionario, que ya se intentó hace cien años y fue asumida por los gobiernos de Zapatero (2004-2011).
Son tiempos difíciles, se necesitan urgentemente oraciones por la Iglesia y los fieles españoles.