El semestre europeo de Orban comienza entre ataques liberales
A partir del 1 de julio, Hungría asumirá la presidencia semestral del Consejo Europeo con una agenda repleta que provoca urticaria entre los socialistas liberales y las corporaciones proabortistas. Su índice de aprobación aumenta pese a los esfuerzos de EE.UU. y la UE por ponerle trabas.
A pesar de los constantes ataques de la Comisión Europea y de los intentos de diversos grupos liberal-socialistas desde hace un año para evitarlo, la Hungría de Viktor Orban asumirá en las próximas semanas (formalmente a partir del 1 de julio) la presidencia semestral del Consejo Europeo y presentará un apretado programa de iniciativas.
Entre los temas a tratar, además de la inmigración, estarán la competitividad y las reformas que protejan las identidades y competencias nacionales, el derecho de “veto” y el voto por unanimidad. También se contemplarán iniciativas firmes para la ampliación de la Unión a los países de los Balcanes Occidentales (Bosnia, Serbia, Albania, Macedonia del Norte) y a favor de políticas favorables a la natalidad que aborden la congelación demográfica en todo el continente. En 2023, el Consejo Europeo, a iniciativa de los gobiernos de Polonia y Hungría, había pedido a la Comisión Europea que elaborara una propuesta para hacer frente a los retos demográficos, en particular su impacto sobre la competitividad.
La propuesta que posteriormente adoptó la Comisión Europea en octubre de 2023, aunque genérica, abarcaba cuatro pilares: el primero, facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral de las familias con hijos y hacer más accesibles los servicios de guardería de calidad; el segundo, mejorar la situación del mercado laboral y las oportunidades vitales de los jóvenes mediante el desarrollo de sus capacidades; el tercero, preservar el bienestar de los grupos de mayor edad; y, por último, el cuarto, estimular tanto la participación en el mercado laboral de los jóvenes talentos como la formación, integración y contratación de los inmigrantes legales.
Pues bien, dado que la Comisión saliente no ha hecho nada, la Presidencia húngara tendrá que encargarse de desarrollar todas estas propuestas y herramientas demográficas. Durante los próximos seis meses tendrán que abordar las cuestiones demográficas y sus efectos sobre la competitividad a escala de la UE como una de sus prioridades, también reiteradas en los últimos meses.
Podemos imaginar hasta qué punto esta prioridad del próximo semestre de la Presidencia húngara produce urticaria a las numerosas asociaciones y corporaciones multinacionales que dentro y fuera de las instituciones europeas han promovido, incluso en la pasada legislatura, la posibilidad de asesinar a los inocentes libremente y hasta el nacimiento, como un derecho “humano” y constitucional para la futura Europa. Todo esto hace que Orban y su gobierno sean indigeribles para las potencias liberal-socialistas euroatlánticas, que le tienen aún menos simpatía por su amplio consenso electoral, su obstinada postura pacifista y su deseo de convertirse en una bisagra entre una parte de la derecha y los conservadores europeos.
A pesar de los esfuerzos de Bruselas y Washington por ayudar a los partidos húngaros de la oposición en contra de Víctor Orban, los sondeos para las próximas elecciones europeas dan un 48% de apoyo a los partidos gobernantes, un 25% al nuevo líder Péter Magyar y su partido identitario de derechas “Tisza” (Partido del Respeto y la Libertad), un 8% a la coalición de socialistas (DK-MSZP-Alianza para el Diálogo) y un 1% al partido “Momentum”, apoyado por Soros. En este contexto, y para mayor decepción de los centristas europeos, Orban también está desempeñando un papel importante a nivel europeo al aglutinar las prioridades e intereses políticos de los conservadores de Giorgia Meloni y de los identitarios y demócratas liderados por Marine Le Pen. Una operación política que preveíamos y cuyos efectos positivos se apreciarán precisamente durante el semestre de presidencia europea húngara.
Por último, los numerosos políticos liberal-socialistas que impulsan la guerra de Europa contra Rusia, el presidente francés Macron, el secretario general de la OTAN y exlíder laborista noruego Stoltenberg, el alto representante europeo de Política Exterior y exministro socialista español Borrell, mientras amenazan a Orban y a Hungría con reducir el peso de la cartera de su próximo comisario europeo, tienen que tomar nota de la popularidad del actual primer ministro húngaro. De hecho, el sábado 1 de junio, ante decenas y decenas de miles de personas que habían acudido a Budapest para manifestarse por la paz en Europa, Orban recordó la necesidad de “enviar a Bruselas a nuestros candidatos, personas que no creen en la guerra y la violencia... mientras Europa se prepara para la guerra”, indicando otra prioridad política para 2024: la creación de una coalición por la paz en toda Europa y la región transatlántica.