Dejarse transformar por Dios
Todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón (Lc 7,35)
En aquel tiempo, dijo el Señor:
«A quién, pues, compararé los hombres de esta generación? ¿A quién son semejantes?
Se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros aquello de:
“Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.
Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís: “Tiene un demonio”; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Mirad qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Sin embargo, todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón».
(San Lucas 7,31-35)
La predicación de Juan Bautista, centrada en la penitencia, es rechazada y él es acusado de estar poseído debido a su estilo de vida austero. Del mismo modo, la misericordia anunciada por Jesús es rechazada por ser demasiado indulgente, dada su relación con los pecadores. Tanto entonces como ahora, quienes no reconocen su necesidad de la ayuda de Dios para convertirse y perseverar en el bien tienden a rechazar cualquier invitación divina. A menudo se buscan excusas para evitar aceptar la verdad, porque tal vez se desea la salvación, pero no el compromiso y el cambio que ello conlleva. ¿Reconoces la necesidad de dejarte transformar por Dios o encuentras excusas para permanecer cómodo? Comprométete hoy concretamente a cambiar un aspecto de tu vida.