San Gregorio Magno por Ermes Dovico
VATICANO

Con el padre Martin, el lobby gay intenta reclutar al Papa

Una audiencia permite al jesuita estadounidense promotor de la agenda LGBTQ en la Iglesia afirmar que León XIV tendrá el mismo enfoque que Francisco sobre el tema. Un intento de blindar al Papa en estas cuestiones.

Ecclesia 03_09_2025

El padre James Martin, jesuita promotor de la agenda LGBTQ en la Iglesia, canta victoria: el 1 de septiembre fue recibido en audiencia por el papa León XIV y habría recibido la plena aprobación de su ministerio: «Estoy muy agradecido y profundamente reconfortado por el encuentro con el Santo Padre», declaró el padre Martin a la prensa. «Me ha animado a continuar con mi ministerio». Y añadió: «El papa León tiene la misma apertura que el papa Francisco en las cuestiones LGBTQ. Ha dejado claro que quiere que todo el mundo se sienta bienvenido».

El padre Martin estaba en Roma con la peregrinación jubilar de Outreach, la organización católica LGBTQ que él mismo fundó hace tres años en colaboración con America, la revista de los jesuitas estadounidenses de la que el padre Martin es columnista. En la página web de Outreach, el padre Martin añadió más detalles (la audiencia duró 30 minutos en un ambiente muy alegre y relajado) y consideraciones, pero el mensaje que quiere transmitir es este: «El mensaje que recibí de él [el Papa, ndr], alto y claro, fue que quiere continuar con el mismo enfoque del papa Francisco, que ha sido de apertura y acogida».

Pero luego continúa y, a pesar del tono triunfalista inicial y del reservado a la prensa internacional, explica a sus seguidores que, en realidad, el Papa tiene otras prioridades, como «los procesos de paz en Ucrania, Gaza y Myanmar», por lo que no hay que preocuparse si no interviene mucho en los temas LGBTQ, basta con saber que los tiene muy presentes. Quizás se trate de una excusa preventiva, dado que la peregrinación a Roma de los grupos LGBTQ el 6 de septiembre no prevé una audiencia con el Papa; lo cierto es que esta precisión ya introduce, en cualquier caso, una diferencia con su predecesor.

En cualquier caso, no sabemos exactamente qué se dijeron León XIV y el padre Martin, ni si este último ha sintetizado correctamente el meollo de las palabras del Papa. Sin embargo, es importante señalar que las «viudas de Bergoglio» están tratando de blindar este pontificado, perpetuando además la mala costumbre de declarar al mundo (para su propio uso y consumo) lo que el Papa habría dicho en una conversación privada.

Desde la elección de León XIV, e incluso antes, en ciertos círculos ha habido una evidente preocupación por mantener las posiciones conquistadas con el pontificado de Francisco. Así, se procedió inmediatamente a hacer declaraciones y entrevistas al grito de «No hay vuelta atrás». En el centro de la atención está la sinodalidad, que en el sentido que tuvo durante el pontificado de Francisco, fue el instrumento para subvertir la doctrina y hacer pasar de todo en la Iglesia.

Incluso con el papa Francisco moribundo, el secretario general del Sínodo, el cardenal Mario Grech, se preocupó de comprometer a la Iglesia para los próximos tres años en la fase de aplicación del Sínodo sobre la sinodalidad, que culminará en una Asamblea eclesial en octubre de 2028. Y pocos días después de la elección del nuevo Papa, el mismo Grech se apresuró a afirmar que «León XIV es un Papa sinodal». Al comienzo del pontificado, aún más asertivo fue el cardenal Jean-Claude Hollerich, a quien Francisco había querido como relator general del Sínodo: en una entrevista con Avvenire (¿y con quién si no?), afirma claramente que la sinodalidad no se toca y concede a León XIV, como mucho, la posibilidad de «algún ajuste».

El padre Martin simplemente se pone en la misma onda invocando también la sinodalidad y las referencias ya hechas por León XIV a este tema y tratando de blindar el pontificado sobre la cuestión Lgbtq. Incluso la peregrinación jubilar de los grupos Lgbtq del próximo fin de semana se publicita precisamente para forzar la mano y reclutar al Papa.

Hasta ahora, por lo tanto, no estamos hablando de hechos y documentos que indiquen claramente la dirección que el papa León XIV pretende tomar, sino de oscuros personajes poderosos que han prosperado con el papa Francisco y que hoy pretenden atar las manos a su sucesor.

Hasta ahora, León siempre se ha mostrado abierto por un lado y prudente por otro, evitando las insidias de la comunicación con las que Francisco se casaba. Precisamente por eso, es legítimo esperar que se ponga freno a esta mala costumbre de las audiencias privadas, transformadas por los invitados del Papa en un espectáculo en su propio beneficio. En el pontificado anterior se produjeron juicios y afirmaciones embarazosas (desde las entrevistas de Eugenio Scalfari en adelante) que la Sala de Prensa se decía (astutamente) incapaz de confirmar o desmentir porque se trataba de audiencias privadas. Cualquiera que fuera recibido por el Papa se sentía con derecho a contar el apoyo recibido a sus ideas e iniciativas. Generando así mensajes que han influido en la opinión pública más que cualquier encíclica.

En la reforma de la comunicación vaticana que tantos reclaman habrá que poner fin a todo esto: si el Papa quiere tomar una iniciativa o comunicar un juicio, debe ser él quien lo diga públicamente y no confiar sus palabras a ventrílocuos improvisados que se presentan al público con «el Papa me ha dicho que...». Y quien piense que puede promover su agenda instrumentalizando al Papa debe ser sancionado.

Una última nota sobre la cuestión de la acogida, es decir, sobre la ambigüedad de este término con el que juegan el padre Martin y compañía. Lo hemos escrito muchas veces, pero es necesario repetirlo: la acogida de las personas con tendencias homosexuales es sacrosanta, pero no es de eso de lo que habla el padre Martin. Él no piensa en la persona y en el proyecto de Dios sobre ella, tal y como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, sino que simplemente quiere promover la homosexualidad en la Iglesia, la realización de la ideología Lgbtq, la subversión de la doctrina.

Confiamos en que el papa León XIV lo tenga muy presente.