Choque Pfizer-Fda: ¿tercera dosis o primera de una nueva serie?
La tercera dosis nunca se ha mencionado en las directrices aprobadas, pero dado lo que hemos visto, no es de extrañar que Pfizer insista en que se apruebe. ¿Pero tercera dosis de qué? Si la protección garantizada por el gigante americano es de nueve meses, parece más bien la primera de una nueva serie que nos proyectará en una campaña de vacunación permanente. El stop de la FDA y la OMS no detendrá a Pfizer, con la ayuda de países como Italia que ya dan por sentado un tercer inóculo.
No se ha terminado aún el juego de la campaña de vacunación contra la Covid, que ya anuncian el tiempo extra, es decir las terceras dosis. Los medios de comunicación ya han empezado a hablar de ello, y eso quiere decir que se quiere preparar el terreno, se quiere que se hable, que se discuta, dar espacio sobre todo a quien “lo pida en voz alta”, es decir, a los trabajadores sanitarios vacunados hace ya seis meses.
En realidad, nunca se ha hablado de la tercera dosis en las directrices aprobadas, sino en el contexto de un experimento como esta campaña de vacunación, desde los cambios en los tiempos de las dosis (no olvidemos que se ha pasado de tres a seis semanas de distanciamiento entre las dos dosis de Pfizer) a la mezcla de diferentes vacunas. Nada extraño si tuviésemos que presenciar la introducción de una tercera dosis. Pero ¿la tercera de qué serie y de qué vacuna? Ciertamente no de Johnson, que prevé una, ni de AstraZeneca, que parece estar satisfecha de ver que las dosis ya pagadas y entregadas se terminan para luego desaparecer, dada la impopularidad del producto anglo-sueco. La tercera dosis es una propuesta de la marca Pfizer y ya se envió a las autoridades competentes, la FDA en Estados Unidos y la EMA en Europa.
Pero precisamente de estas entidades se supo, de momento, de una fuerte desaceleración. Según sus expertos, es demasiado pronto para decir con certeza que, los anticuerpos desarrollados con la enfermedad o tras la administración del inmunizante, la memoria inmunológica a nivel celular desaparece en tan solo un año. Una afirmación obvia pero necesaria, dado que hay que demostrar la duración de la inmunización, datos en mano.
Por otro lado, desde el inicio de las vacunaciones, Pfizer garantizó en su ficha técnica una protección de unos 9-12 meses. Aquella de una vacuna contra la gripe. Era evidente desde el inicio el deseo de que esta vacuna se convirtiera en anual, reiterándola en los próximos años. Si es así, la tercera dosis ciertamente no sería la última, sino la primera de una larga serie. Sin embargo, la evidencia de una persistencia de la inmunidad en las personas que se enfermaron incluso hace 15-16 meses está arrojando serias dudas sobre la conveniencia de continuar usque ad Aeternum las campañas de vacunación contra la Covid.
Por lo tanto, la agencia de Administración de Medicamentos y Alimentos (Food and Drug Administration, FDA) respondió a Pfizer que los estadounidenses que ya han recibido dos dosis no deben someterse a una tercera vacuna, a pesar de la propagación de las nuevas variantes. Misma posición de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) según la cual en este momento es demasiado pronto para confirmar si y cuándo será necesaria una dosis de refuerzo para las vacunas Covid-19, porque aún no hay suficientes datos de las campañas de inmunización y de los estudios en curso para comprender cuánto durará la protección de la vacuna.
E incluso de la OMS ha llegado la comunicación de que de momento no se sabe si será necesario realizar dosis de refuerzo para mantener la protección frente a la Covid-19, al menos hasta que se recojan datos que certifiquen la necesidad. En definitiva, una actitud (finalmente) prudencial. Pero Pfizer no parece darse por vencido, ni se conformará con los cientos de millones de dosis ya producidas; además, encuentra partidarios en la hipótesis de la tercera dosis. Evidentemente en Italia, el país del extremismo de las vacunas.
“La tercera dosis está entre las cosas, pero aún no sabemos cuándo”, dijo el director de prevención del Ministerio de Salud, Gianni Rezza, durante la rueda de prensa sobre el seguimiento semanal de los datos de Covid, explicando que se necesitan más datos. La expresión “está entre las cosas” es curiosa: un fatalismo, un determinismo muy poco científico y muy fideísta. Así es, si les parece. Es así porque tiene que serlo. ¿Y los estudios epidemiológicos? ¿Los ensayos? Nada: es el destino que hay que aceptar con obediencia.
Pfizer, entonces, tiene una carta importante para jugar: la tercera dosis también protegería de la variante Delta, la que está en boca de todos, gracias a las campañas de los medios. ¿Solo Delta, podría preguntarse? ¿Y la Epsilon, la Lambda, etcétera? Nada, pero no importa. El gigante de las grandes farmacéuticas se ha centrado precisamente en la Delta y tendría preparada una nueva vacuna “adecuada” para la variante. Pero si este fuera el caso, no sería una “tercera dosis”, sino la primera de una nueva vacuna. No una dosis de refuerzo, por tanto, de esta forma -además de abrir una nueva línea de experimentación- habría una clara contradicción con la solicitud realizada a la FDA estadounidense, que en cambio es precisamente la de un refuerzo con la misma vacuna del año pasado, con el fin de reforzar la respuesta de anticuerpos.
En resumen, ¿cuál es la motivación de la tercera dosis? ¿Es mejor lidiar con las variantes o confirmar la inmunización ya recibida? Quizás ni lo uno ni lo otro. No clasifica a nivel científico, pero responde a la preocupación meramente burocrática de actualizar el pase de régimen: la expiración del Green Pass es de seis meses para quienes han tenido Covid y de nueve meses desde la segunda dosis para quienes han recibido la vacuna. El nuevo terror es que sin la tercera dosis el salvoconducto ya no será válido y se vengan a menos las “libertades” obtenidas con dificultad. ¡A la cara de todas las discusiones inmunológicas!