EL ANIVERSARIO/1

Allende, Pinochet y los intentos de reescribir la historia

La conmemoración del 50 aniversario del levantamiento militar contra Allende es parte de una campaña orquestada para reescribir la historia de Chile. En realidad, Allende estaba comprometido con el castrismo, lo que lo llevó a intentar convertir la sociedad democrática chilena en marxista.

Internacional 15_09_2023 Italiano

La conmemoración de los 50 años del pronunciamiento militar contra Salvador Allende, definido como “golpe de Estado” por sus detractores, es parte de una orquestada campaña para reescribir la historia chilena. En estos días, hemos visto cómo la gran mayoría de los medios de comunicación chilenos e internacionales presentaron al expresidente como una víctima de sus propósitos de construir una sociedad mejor para los chilenos, cuando en realidad fue el líder del proceso de la destrucción de la democracia en Chile.

Pero, más allá de la retórica mediática, alimentada por el actual presidente Gabriel Boric, que aprovechó la ocasión para presentar un plan para que las víctimas de desaparición forzada durante el régimen de Pinochet obtengan justicia, es oportuno preguntarse por qué sucedió el “golpe”.

En cambio, poco se habla del contexto histórico, del intento de transformación forzada de la sociedad chilena hacia el comunismo y mucho menos de la degradación sistemática de la legalidad del gobierno de Salvador Allende. Para entenderlo, es oportuno conocer algunos hechos históricos, que presentaremos en tres partes: en este artículo hablaremos del preámbulo de la crisis democrática y del inicio del gobierno de Allende…

I- Preámbulo de la crisis

La información de lo ocurrido en Chile desde el año 1961 se encuentra dispersa, pero no lo suficiente como para justificar la ignorancia generalizada que se tiene o que se finge tener sobre el tema. Al contrario, existen versiones serias y exhaustivas que hablan sobre el experimento llamado “Unidad Popular” (UP): la coalición de partidos políticos de izquierda que se originó el 9 de octubre de 1969, cuando el Partido Socialista (PS) y el Partido Comunista (PC) invitaron a todos los movimientos de izquierda a unirse en un bloque único que luego logró el triunfo de Salvador Allende en las elecciones de 1970, con sólo el 30,39% de los votos.

Las evidencias que desmienten que el régimen de Unidad Popular habría sido un “modelo de corrección democrática” son claras:

1961: La Conferencia Tricontinental de La Habana. Salvador Allende Gossen participó como presidente del Senado chileno, invitado por su amigo Fidel Castro. No sorprende, que en 1962 nacieran en Chile los primeros núcleos revolucionarios de extrema izquierda: la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP) y el Partido Obrero Revolucionario (POR); que luego fueron absorbidos por el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) e iniciaron acciones violentas mucho antes de la ascensión de Allende al poder. De hecho, la desestabilización del Chile se inició desde el gobierno de Jorge Alessandri (1958-1964) y se agravó durante el gobierno de Eduardo Frei (1964-1970). “Pueblo, conciencia y fusil” era el grito de batalla del MIR.

1967: El Congreso de Chillán celebrado en 1967 por el Partido Socialista, en donde se proclamó que “la vía armada debía ser el camino para la conquista del poder”. Las acciones desestabilizadoras fueron financiadas con asaltos a mano armada de las instituciones bancarias y comerciales. Las personas se acostumbraron a nuevas acepciones del lenguaje marxista: al robo se le llamó “expropiación”, al asesinato, “ajusticiamiento”, entre muchas otras expresiones de la jerga revolucionaria que nos tienen acostumbrados los comunistas. Esta estrategia del PC se sigue utilizando impunemente en la actualidad, sobre todo, con la proliferación de campamentos de migrantes ilegales en terrenos privados.

Las autoridades de la época, como en la actualidad, reaccionaron de forma débil, fomentando la impunidad y la anarquía. El PC intentó ocultar sus vínculos con los extremistas subversivos, calificando al MIR de “grupúsculo” y a sus miembros de “guerrilleros de café”.  Una estrategia que se mantiene en los tiempos actuales, llamando a los vándalos del 18 de octubre “Primera Línea”, mientras eran recibidos como héroes en el Congreso.

II- Inicio Gobierno de Allende (1970)

Lo narrado en los párrafos anteriores era el anárquico entorno nacional previo a la elección presidencial de 1970, que luego generó mayor conflictividad por el pequeño margen entre los candidatos: Salvador Allende 30,39%, Jorge Alessandri 29,28% y Tomic 23,30%. Con este resultado, el Congreso se pronunció a favor de Allende, luego de una negociación entre la Democracia Cristiana y la UP, a través de la firma de un “Estatuto de Garantías”, que luego fue plasmado en una reforma constitucional protectora de las libertades de expresión, educativa y religiosa, y garante de la no interferencia del Ejecutivo en los asuntos militares.

Hasta ese momento, nadie se imaginó que en el país tales garantías fueran expresamente necesarias, lo que demuestra hasta qué punto había conciencia de que Allende estaba comprometido con el pensamiento castrista y guevarista de la UP; que luego lo llevó a intentar convertir la sociedad democrática que existía en el país hasta 1970, en una sociedad marxista-leninista, inspirada a grandes rasgos en el modelo cubano.

El hecho de haber llegado Salvador Allende a la presidencia de la república por la vía democrática les daba a los marxistas un argumento inédito, pues era la demostración de que era posible y se mostraba a Chile como el paradigma para el resto de los países americanos. Pero, a su vez, haber alcanzado la presidencia por la vía constitucional no le daba a Allende carta blanca para la instauración del marxismo, que pregonaba la extrema izquierda (MIR) y Fidel Castro, en su visita a Chile en 1971. En ese entonces, Allende aseguró que había conquistado el gobierno, pero no el poder, pues esto último se lo impedía el ordenamiento jurídico vigente.

El dilema era claro, había que destruir la institucionalidad chilena para establecer la dictadura del proletariado, pero debía hacerse en forma tal que pareciera una evolución conquistada por las clases populares, debiendo trascender de esta forma al exterior.

Y, a pesar de ser minoría, para intentar llevar Chile a esa dictadura del proletariado, los allendistas aplicaron torcidamente las leyes o las atropellaron abiertamente, desconociendo hasta a los Tribunales de Justicia.

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* Exprofesor de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Magister en Ciencias Militares de la Academia de Guerra del Ejército de Chile. Experto en Conflictos y Negociación Internacional.



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