Cristo Rey por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Ad maiorem Dei gloriam

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. (Mc 1,18)

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio». Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él. (Mc 1,14-20)


Para ser salvados por Jesús hace falta abrir nuestro corazón, disponiéndolo a la escucha de su Palabra, buscando, con la ayuda indispensable de la gracia, ponerla en práctica. Para hacer esto es necesario reconocer a Jesús como Dios. Y como Dios nuestro Señor, es decir dueño de nuestra vida. Solo de esta manera podemos reconocernos necesitados de todo por parte de Dios. Es por esto que los primeros apóstoles dejan todo para seguir a Jesús. Y es por esto que, también nosotros, debemos hacer todo a mayor gloria de Dios.