Santa Cecilia por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

A posteriori

Es decir, que por sus frutos los conoceréis. (Mt 7,20)

«Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis». (Mt 7,15-20)

 

El profeta es aquel que habla en nombre de Dios. Por consiguiente, los falsos profetas son los que se definen como tales pero que anuncian más su voluntad que la divina. Es fácil distinguir a los unos de los otros. Si los frutos de la predicación van en línea con los mandamientos divinos, el profeta viene de Dios. Si, por el contrario, los frutos contradicen la Palabra de Dios significa que no vienen del Señor y antes o después serán talados y arrojados al fuego. A posteriori todo se esclarecerá; Jesús solo nos pide que cumplamos su voluntad intentando recoger los frutos del bien que Él hace crecer.