«Yo, provida, he sido detenida por rezar en silencio»
El 6 de diciembre fue detenida en Birmingham porque estaba rezando en silencio frente a una clínica abortista, que ese día estaba cerrada. Irá a juicio por violar la orden que recientemente estableció una zona de seguridad alrededor de la clínica. «En los últimos diez años hemos atendido a más de cien mujeres», pero ahora la prohibición «nos impide estar ahí cuando más nos necesitan». La Brújula Cotidiana entrevista a Isabel Vaughan-Spruce.
«Una vez, mientras estábamos fuera de la clínica abortista, una chica de 19 años que pasaba por allí nos preguntó qué estábamos haciendo. Le respondimos que estábamos allí para rezar y ofrecer alternativas a quien estuviera pensando en abortar. Me respondió: “¿Por qué no estuviste aquí la semana pasada? No habría abortado si hubieras estado aquí”».
Habla Isabel Vaughan-Spruce, católica de 45 años y codirectora de March for Life UK, entrevistada en exclusiva por la Brújula Cotidiana. Su voz es cálida y plácida, como lo era cuando habló con la policía durante su detención el pasado 6 de diciembre, sospechosa de rezar en silencio frente a una clínica abortista. Para la policía, incumplía una Orden de Protección del Espacio Público (PSPO, por sus siglas en inglés). Las PSPO se utilizan para detener protestas o comportamientos perturbadores dentro de un límite de unos 150 metros de un lugar concreto. El pasado 7 de septiembre, el Consejo del Condado de Birmingham concedió la condición de PSPO a una concurrida clínica abortista de Kings Norton. Un transeúnte vio a Isabel de pie en las inmediaciones de la clínica y la denunció a la policía.
El vídeo de Isabel siendo interrogada, registrada y llevada por un equipo de tres policías horrorizó a millones de espectadores de todo el mundo. También ha abierto un debate internacional sobre hasta qué punto un Estado democrático puede hoy restringir legítimamente la libertad de expresión, la libertad de pensamiento y la libertad de religión. Mientras tanto, el 2 de febrero, Isabel será juzgada como delincuente en el Tribunal de Magistrados de Birmingham por sus pensamientos privados y sus oraciones silenciosas.
Isabel, empecemos por su detención: ¿qué ocurrió exactamente aquella tarde del 6 de diciembre?
Aquel día fui a rezar ante la Clínica Robert del British Pregnancy Advisory Service (Bpas), en Kings Norton, donde se practican muchos abortos. No está abierta todos los días, así que consulto su página web y sólo voy cuando sé que está cerrada. Alguien llamó a la policía para informarles de que yo estaba allí y que pensaban que estaba rezando. La policía vino a interrogarme y cuando les dije que no estaba protestando sino rezando en silencio en mi mente, me dijeron que estaba detenida por violar la PSPO y supuestamente también en otras tres ocasiones anteriores. Les dije que la clínica estaba cerrada, que siempre había estado cerrada cuando yo había ido allí y que, por lo tanto, me era imposible haber hablado con nadie. Primero me registraron, me confiscaron las llaves, el teléfono y los pañuelos y luego me llevaron a la comisaría local. Me metieron en una celda y después dos agentes me interrogaron sobre mis pensamientos y sobre lo que rezaba. Varias horas más tarde, me acusaron de cuatro cargos de violación de la PSPO y me dejaron en libertad bajo fianza con dos condiciones: no ponerme en contacto con un sacerdote provida concreto que conozco y no entrar en la zona de seguridad alrededor de la clínica. Pocos días después han anulado la primera condición.
¿Ir a la Clínica Robert forma parte de su trabajo para 40 Días por la Vida en Birmingham?
Sí. Antes de que se pusiera en marcha la PSPO solía organizar 40 días de oración y apoyo continuos fuera de la Clínica Robert, 12 horas al día, dos veces al año, durante la Cuaresma y en otoño. Pequeños grupos de voluntarios cristianos, dos o tres, se turnaban para rezar, distribuir folletos y hablar con las mujeres que se planteaban abortar. En los últimos diez años, hemos ayudado a más de cien mujeres. Hemos tenido mujeres que han abandonado la clínica tras tomar la primera de las píldoras abortivas, pidiendo ayuda porque se arrepentían de su decisión. Les indicamos un centro médico donde un médico puede proporcionarles tratamiento para detener el procedimiento abortivo. Les advertimos de que puede que no funcione, pero que es seguro intentarlo. Estamos allí para rezar y ofrecer nuestra ayuda a quien lo desee. Lo triste es que esta PSPO de Birmingham nos impide estar ahí para las mujeres cuando más nos necesitan.
Mientras siga vigente la PSPO, usted no puede ayudar activamente a las mujeres que van a abortar, y sin embargo va a la clínica, cuando está cerrada, a rezar. ¿Por qué la oración es tan importante en su trabajo por la vida?
Creemos en el poder de la oración. Una vez se nos acercó una pareja musulmana que estaba pensando en abortar. Llegaron a la clínica pero se detuvieron antes de entrar para pedir información y se llevaron un folleto. Después les preguntamos qué les había impulsado a hablar con nosotros fuera del centro abortista. Le respondieron que esa mañana habían rezado juntos para encontrarse con un ángel que les ayudara. Vieron nuestra presencia y apoyo como una respuesta a su oración. La oración puede ser muy poderosa.
¿Qué le hizo decidir dedicar totalmente su vida a la causa de la vida?
Es por el daño que el aborto inflige a las mujeres. Valoro la vida humana desde la concepción hasta la muerte. Hoy en día no hay ninguna razón para considerar el aborto como la alternativa a las situaciones difíciles. A veces se presenta como la única opción disponible, lo que lleva a las mujeres a tomar la decisión de acabar con la vida de su hijo. Hay que ofrecer a las mujeres opciones reales que les permitan conservar a su hijo. Mi organización ha ayudado a mujeres y parejas proporcionándoles alojamiento, asesoramiento, cuidado de niños, ayuda económica, artículos para bebés, atención médica privada y amistad. Cuando a las mujeres se les ofrece una alternativa, suelen optar por continuar con el embarazo. También ofrecemos apoyo a las mujeres que han abortado y están sufriendo por ello.
A menudo se califica a los antiabortistas de fanáticos o extremistas, ¿es esto cierto en el Reino Unido?
En 2018, un informe gubernamental sobre el trabajo de los voluntarios provida fuera de los centros abortistas concluyó que los casos de acoso son raros. Cada voluntario que se une a nosotros debe firmar primero una declaración de paz en la que declara que se compromete a comportarse de forma pacífica y con amor. De hecho, la experiencia de 40 Días por la Vida Birmingham muestran que los propios voluntarios provida sufren violencia física, amenazas e insultos por parte de los lugareños (no de los usuarios del centro abortista), lo que ha provocado que la policía tenga que intervenir y que un hombre tenga que hacer “justicia reparadora”, es decir, escribir una carta de disculpa al voluntario provida por la agresión física.
Sólo una curiosidad: ¿quién grabó el vídeo de su detención?
Uno de los miembros de nuestro grupo estaba en un coche cerca y grabó lo sucedido. Como ya he dicho, algunos miembros de nuestro grupo han sido agredidos. Tenemos que pensar en nuestra seguridad. Una persona puede estar en la calle, pero otra está siempre cerca, quizá esperando en el coche, por razones de seguridad.
¿Espera que esto pueda sentar un precedente judicial para bloquear una enmienda al proyecto de ley de orden público que se está debatiendo actualmente en la Cámara de los Lores y que automáticamente convertiría en delito, quizás ya en 2023, acercarse a todas las clínicas abortistas de Inglaterra y Gales?
No puedo decir nada por el momento sobre mi proceso penal o mi línea de defensa ni sobre la impugnación civil de la legitimidad del PSPO. Pero resulta paradójico que una encuesta de 2022 encargada por la BBC revelara que el 15% de las mujeres de entre 18 y 44 años decían sentirse presionadas para abortar contra su voluntad. En 2021 se registró el mayor número de abortos de la historia; sin embargo, en lugar de dar a las mujeres más oportunidades de buscar alternativas, vemos cómo se adoptan medidas para castigar a quienes ayudan a las mujeres en algunas de las situaciones más difíciles. No hace mucho, una mujer que empujaba un carrito vino a hablar con nosotros a la puerta de la clínica. Nos dijo: “Quería volver aquí para darles las gracias por lo que hacen. Mi hija había venido aquí para abortar y, tras hablar con ustedes, decidió quedarse con su bebé. ¡Ahora soy abuela y éste es el bebé que ya tiene dos años!”.