San Leonardo Murialdo por Ermes Dovico
LA ENTREVISTA

“Yo, alauita sirio, soy testigo de las masacres que el mundo no quiere ver”

Los alauitas son masacrados en el oeste de Siria sólo por motivos religiosos. No hay un levantamiento de los nostálgicos del antiguo régimen, sino una masacre de civiles a manos del nuevo. Todo esto lo asegura un alauita de Latakia.

Libertad religiosa 26_03_2025 Italiano English

Tras las masacres de civiles perpetradas en Siria en las últimas semanas por las milicias progubernamentales vinculadas a Hayat Tahrir al Sham, la Brújula Cotidiana se ha puesto en contacto telefónico con el doctor A., profesor, traductor e intérprete de árabe y francés, en Latakia, capital de la región más afectada por las masacres. A., de sesenta años, sirio de fe alauita, vivió en Italia de 2016 a 2021; regresó a Latakia por motivos familiares y nos ha concedido una entrevista sobre los graves hechos que acaban de ocurrir.

Doctor A., en primer lugar, ¿cómo está? ¿Cómo está la situación en Latakia?
La situación es difícil, continúan los episodios de asesinatos “aislados” y actos de bandolerismo por parte de las “fuerzas del orden” tras las masacres de las últimas semanas. La gente vive aterrorizada, reina el miedo a ser asesinados en caso de ser arrestados. Hoy (23 de marzo, ndr) la estación de autobuses de Latakia estaba desierta: nadie se mueve por miedo a ser arrestado o secuestrado en los puestos de control de las “fuerzas del orden”. Yo personalmente salgo de casa muy poco.

¿Qué ha pasado en su región? ¿Tiene testimonios directos de víctimas civiles?
Lo que ha ocurrido en las regiones alauitas, principalmente en la zona costera de Siria, en Latakia, Tartous, Banyes, Shir, Snobar, Sharifa, al Qabu Jable y muchos otros pueblos, es un verdadero genocidio, más de 60 masacres. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una fuente independiente y fiable, ha documentado al menos 1.700 víctimas. Las cifras reales son mayores, la cifra oficial es menor debido a la imposibilidad de documentarlo todo, dadas las condiciones y los medios extremadamente limitados, y a causa de los obstáculos impuestos por el régimen (incluso a la prensa occidental se le ha impedido acudir a los lugares de las masacres). Conozco personalmente a algunas víctimas de las milicias del gobierno: por ejemplo, mi amigo intelectual y poeta Abdullatif Ali, que siempre se ha opuesto al régimen de Assad, ha sido asesinado en su casa junto con sus dos hijos y un nieto. Ésta es una entre cientos, miles de atrocidades de este tipo. No solo asesinatos, sino también saqueos: el marido de mi sobrina tenía un pequeño centro de mantenimiento de teléfonos móviles que los milicianos de HTS han destruido tras robarlo todo. Mi hermana me ha contado que entraron en su casa en Jable, al sur de Latakia, en coche, disparando a todo el que se movía y destrozándolo todo. En Jable y Banyes ha habido cientos de víctimas cada uno; ha habido cadáveres en las calles durante días. Pero lo peor ha ocurrido en el campo, en cientos de pueblos grandes y pequeños cuya población ha sido exterminada, y donde los que han tenido tiempo huyeron a los bosques. Y a esta pobre gente perseguida, desnuda, indefensa, asustada, hambrienta, sin teléfonos ni cargadores, se le ha pedido que documente los hechos porque no se le cree. Incluso las diplomacias de los países occidentales, ahora presentes en Damasco, se han creído el cuento propagandístico de la “rebelión pro Assad”.

A este respecto, en Occidente hay mucha confusión sobre cómo se desarrollaron los hechos: ¿quiere reconstruir para nosotros la dinámica de los acontecimientos?
Según la declaración oficial del gobierno, las milicias armadas han tenido que intervenir para sofocar un intento de golpe de Estado organizado desde el extranjero, en particular desde Irán, por parte de ex soldados alauitas y simpatizantes de Assad. La verdad es que a principios de marzo dos agentes de policía fueron asesinados aquí en Latakia, cerca de un barrio densamente poblado de alauitas y unos pocos cientos de rebeldes tomaron entonces el control de la Academia Militar de Jable. A raíz de estos episodios, las autoridades enviaron a la región entre 200 y 600.000 extremistas armados procedentes de Idlib. Estos milicianos, todos voluntarios, sirios y extranjeros, han sido convocados a la guerra santa contra los alauitas en las mezquitas e invitados a limpiar Siria de infieles. Una vez en la región, han arrasado las provincias de Latakia y Tartus, ciudades y pueblos, matando a miles de personas inocentes, entre ellas muchos niños, ancianos y mujeres: un verdadero genocidio.

Y no solo eso: se han registrado secuestros, desapariciones, asesinatos, torturas y decenas de miles de detenciones sin juicio contra los alauitas incluso antes de estas masacres. Más de seiscientos alauitas han sido asesinados “poco a poco” tras la caída de Assad, acusados por las autoridades de ser simpatizantes del antiguo régimen y obligados a entregar las armas. El gobierno ha hecho todo lo posible para empobrecer a esta gente, despidiendo a cientos de miles de empleados militares y estatales, que tenían el salario como único recurso. Decenas de vídeos muestran a hombres alauitas golpeados y maltratados, obligados a besar los zapatos de los milicianos, obligados a ladrar como perros y finalmente asesinados a sangre fría, solo por ser alauitas. Uno de los episodios más sangrientos, antes de la fase intensiva de masacres, se remonta al 23 de enero: la masacre del pueblo alauita de Fahel, en la campiña de Hama. Las “fuerzas del orden”, acompañadas por cientos de hombres armados procedentes de los países sunitas cercanos a Fahel, registraron el pueblo y detuvieron a 54 personas, de las cuales 17 fueron ejecutadas sin juicio. Nadie sabe qué ha sido de las demás personas detenidas.

Las masacres parecen estar motivadas por un odio religioso contra la confesión alauí. ¿Qué características tiene esta confesión en particular que despierta el odio de los hombres de HTS?
La alauita es una confesión religiosa islámica de origen chií, pero muy diferente de esta última rama del islam: los alauitas, a cuyo pueblo, aunque no creyente, también pertenezco, son básicamente laicos, creen en una especie de encarnación divina, dan una lectura esotérica del Corán. La doctrina alauí es secreta, se basa en conceptos gnósticos y neoplatónicos, y nunca se ha dado a conocer ni publicado. Solo se puede ser alauí de nacimiento: no hacemos proselitismo ni aceptamos conversos. Como musulmanes, los alauitas reconocemos los cinco pilares del islam, pero los consideramos deberes simbólicos más que normas de conducta que deben aplicarse en la vida cotidiana, razón por la cual gran parte de los sunitas consideran herejes a los alauitas.

¿Cómo es posible que hechos de tal magnitud hayan ocurrido sin que el mundo se haya dado casi cuenta?
El gobierno ha hecho un gran trabajo de propaganda o, mejor dicho, de desinformación y difusión de noticias falsas. Las víctimas no tienen a nadie que hable de ellas; todos los medios de comunicación están al servicio de la propaganda oficial. La única voz que habla de las masacres es el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Nadie más habla de ello, excepto algunos ciudadanos en las redes sociales, sobre todo en Facebook; o mejor dicho, me corrijo, hablan los mismos autores de los asesinatos, milicianos sirios o extranjeros, publicando fotos y vídeos que los muestran con sus víctimas, a menudo con los pies sobre sus cadáveres.

¿Cuál es la situación actual?
A pesar de las falsas promesas del gobierno y de las investigaciones en curso de las agencias de la ONU, las masacres no han cesado, continúan poco a poco. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, el 20 de marzo las milicias progubernamentales causaron 72 víctimas, de las cuales 41 fueron ejecutadas: 38 en Shabatlie, 3 en Shrashir, 4 (una familia entera) en Homs, y muchos otros “casos aislados” repartidos por todo el país. En mi opinión, se está llevando a cabo un plan para desmembrar Siria, dividir al pueblo alimentando el odio religioso y cometiendo masacres.

¿Qué piensa de que Italia, y toda Europa, confíen tanto en los nuevos gobernantes de HTS?
Me parece incomprensible y repugnante el tono con el que los políticos europeos hablan de una nueva Siria, mientras que en el poder hay un régimen fundamentalista que está instaurando una dictadura teocrática. Me decepcionan las palabras del ministro Tajani, según las cuales Al Shaibani le “ha asegurado que su prioridad es combatir al ISIS y que los autores de los crímenes serán entregados a la justicia”. ¿Acaso no sabe Tajani que Al Sharaa, el autoproclamado presidente, fue comandante del Frente al Nusra de Al Qaeda en Siria? Debo admitir que los alauitas recibieron con los brazos abiertos a las fuerzas de HTS inmediatamente después de la caída de Assad; esperaban seriamente (y yo con ellos) una situación muy diferente a la que se ha producido. Siendo básicamente laicos, como también los drusos y los cristianos, los alauitas tendieron la mano a las autoridades pidiendo solo paz y seguridad; esperaban la instauración de un Estado de derecho como se había prometido. Evidentemente, sin embargo, las potencias internacionales tienen otros planes para Siria y están contribuyendo al nacimiento de un régimen teocrático fundamentalista.