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Vergüenza en Escocia: arrestada y maltratada una mujer pro-vida de 75 años

Rose Docherty ha sido detenida por la policía en Glasgow por una supuesta violación de la ley sobre las zonas de seguridad en las proximidades de las clínicas abortivas: estaba parada, de pie, con un cartel en el que decía que estaba dispuesta a hablar con cualquiera. Fue registrada y subida a un coche patrulla como si fuera una delincuente peligrosa.

Vida y bioética 29_09_2025 Italiano English

Las imágenes del vídeo que les mostramos son más que inquietantes: Rose Docherty, una mujer de 75 años, es arrestada en Glasgow por presunta violación de la ley que ha creado zonas de seguridad cerca de las 30 clínicas escocesas donde se practican abortos. La suben de cualquier manera a la parte trasera de la furgoneta-celda de la policía (se ve que tiene que entrar de rodillas), a pesar de que se sabe que tiene problemas de movilidad al tener dos prótesis en las caderas. Una escena desconcertante.

Ocurrió el sábado 27 de septiembre: Rose está sola, parada en la acera a cierta distancia de la entrada del Queen Elizabeth University Hospital, aunque dentro de los 200 metros que establece el límite legal, con un cartel colgado al cuello que dice: “La coacción es un delito. Estoy aquí para hablar, solo si tú quieres”. No detiene a nadie, no habla en voz alta para llamar la atención, no muestra objetos religiosos, simplemente está allí.

Pero su sola presencia requiere la intervención de cuatro policías, que primero le piden que se vaya a otro lugar y, ante su negativa, la detienen por presunta violación de la Ley de zonas “de amortiguación” (Abortion Services Scotland Act, 2024). ¿Qué parte de la ley ha infringido?, pregunta Rose. Y el policía lee diligentemente: “Acercarse a alguien para intentar persuadirlo de que no acceda a los servicios de interrupción del embarazo, rodear a las personas mientras intentan entrar o salir de la clínica o del hospital (...), distribuir folletos, predicar y realizar vigilias silenciosas”. La respuesta de Rose al policía es obvia: “No me estaba acercando a nadie, no estaba repartiendo folletos, no estaba haciendo nada que infringiera su zona de seguridad”. Pero el policía continúa: “Sospecho que ha cometido un delito y considero que mantenerla bajo custodia es necesario y proporcionado con el fin de llevarla ante un tribunal o, en cualquier caso, proceder contra ella”.

Rose Docherty —según informa ADF International, que también ha difundido el vídeo de su detención— fue retenida durante varias horas por la policía, encerrada en una celda y se le negó una silla a pesar de su discapacidad. Un trato vergonzoso por parte de una policía que se ensaña con los débiles mientras es incapaz de hacer frente a los verdaderos delincuentes: Glasgow es la ciudad de Escocia con la tasa de criminalidad más alta (789 delitos por cada 10.000 habitantes, frente a la media escocesa, mucho más baja, de 528 por cada 10.000 habitantes), pero también superior a la media de Inglaterra y Gales (670 y 750 delitos por cada 10.000 habitantes, respectivamente). A modo de comparación, Milán, que es la ciudad con la tasa de criminalidad más alta de Italia, registró en 2024 710 delitos por cada 10.000 habitantes.

Es decir, Glasgow tiene graves problemas de orden público, pero para las autoridades la presencia de los provida, silenciosos e indefensos, cerca de las clínicas abortistas es una emergencia de seguridad.

Por otra parte, Rose Docherty ya había sido detenida una primera vez en el mismo lugar y de la misma manera el pasado 19 de febrero, pero en agosto las autoridades escocesas archivaron el caso tras una campaña internacional de protesta, que incluyó una publicación en X del Departamento de Estado estadounidense en la que se instaba a Escocia a respetar la libertad de expresión. Y esto después de que el 14 de febrero el vicepresidente estadounidense J.D. Vance, en su famoso discurso en la Conferencia de Múnich sobre Seguridad, criticara duramente la persecución de los provida en el Reino Unido citando el caso de Adam Smith Connor, pero también la nueva legislación escocesa, según la cual se ha advertido a los ciudadanos que “incluso las oraciones privadas en sus propios hogares pueden infringir la ley”.

Pero no fue suficiente y Rose Docherty ha vuelto a tener problemas con la ley: está en libertad bajo fianza, pero se enfrenta a una multa de hasta 10.000 libras. Además tiene prohibido acercarse a las clínicas abortivas a menos de 200 metros, según lo establecido en la Ley de zonas de seguridad.

Aunque se ha vuelto habitual oír hablar de abusos y discriminación por parte de la policía hacia los provida —ha declarado a la Brújula Cotidiana Isabel Vaughan Spruce, detenida en varias ocasiones por la policía británica por rezar en silencio—, este arresto me parece especialmente espantoso. Una abuela de 75 años, con dos prótesis de cadera, arrestada, registrada y maltratada, obligándola a subir a la parte trasera de una furgoneta con las manos y las rodillas... ¿Y por qué? Porque estaba parada en una vía pública dispuesta a conversar de forma consensuada. Si no hubiera sido grabado por una cámara, ¡sería difícil de creer!”. “Cuando despreciamos la dignidad de los niños no nacidos —continúa Isabel Vaughan Spruce—, cuando despreciamos la dignidad de las madres embarazadas, no es de extrañar que también despreciemos la dignidad de los ancianos”.

Tras su liberación, Rose Docherty ha declarado que “todo el mundo tiene derecho a mantener conversaciones consensuadas. Yo sostenía mi cartel con compasión y amor, una invitación a hablar para cualquiera que quisiera, sin acercarme a nadie. No es justo que me traten como a una delincuente solo por mi disposición a escuchar. La conversación no está prohibida en las calles de Glasgow, y sin embargo es la segunda vez que me detienen por este motivo”.

Lo que se ve en este vídeo es muy preocupante, entre otras cosas porque demuestra un aumento de los abusos y las intimidaciones contra los provida en el Reino Unido: no basta con una ley injusta y severa contra ellos, del diálogo entre el policía y Rose se desprende claramente que Docherty no estaba violando ninguna condición de la injusta ley sobre las zonas de seguridad. Nos encontramos ante una situación de pura arbitrariedad, propia de un estado policial.