Santos mártires coreanos por Ermes Dovico
Entrevista / Julio Loredo

Una súplica al Papa para reafirmar la verdad sobre la familia

Una palabra clara para poner fin a la desorientación doctrinal y al avance del arcoíris en la Iglesia. La petición dirigida a Francisco en 2015 cayó en saco roto y ahora se dirige a León XIV, que se enfrenta a «una herencia de confusión y división difícil de sanar».

Ecclesia 20_09_2025 Italiano English

Hace diez años, en la época de la gran desorientación entre los dos sínodos dedicados a la familia, varias asociaciones y personalidades católicas (entre ellas algunos cardenales y numerosos obispos) dirigieron una súplica filial al papa Francisco para manifestar «nuestras inquietudes y nuestras esperanzas sobre el futuro de la familia». Se pedía al Papa «una palabra clarificadora» ante la creciente confusión entre los fieles y los intentos, dentro de la propia Iglesia, de complacer a aquellas fuerzas ideológicas que atentan contra la familia como célula fundamental de la sociedad. Hoy, una nueva Súplica filial y aprensiva, en la estela de la anterior, se dirige a León XIV, «a la luz de [sus] recientes y favorables manifestaciones en defensa de la familia y de la coherencia que los católicos deben mantener en la vida pública al defender los principios de la fe». Desde entonces, el Papa ha cambiado, pero la situación general ha ido empeorando, explica a La Nuova Bussola Julio Loredo, presidente de la asociación Tradición Familia y Propiedad italiana, que ha promovido la súplica junto con otras asociaciones presentes en numerosos países, desde Canadá hasta Filipinas, teniendo en cuenta también lo que ha sucedido en los últimos años en la Iglesia: sin verdad no se ha creado unidad, sino solo «un legado de confusión y división difícil de sanar» con el que León XIV se encuentra «involuntariamente» —especifica el texto— teniendo que enfrentarse «en este delicado comienzo de pontificado».

¿Cuál es el objeto de esta «aprensión» expresada en el título de la petición?
La aprensión parte del hecho de que hay fuerzas poderosas que presionan para impulsar la agenda LGBT, como hemos visto en las últimas semanas, también en el jubileo de la asociación La tenda di Gionata [en la foto de LaPresse, ndr], y otras cosas. Por lo tanto, estamos muy preocupados porque estas poderosas fuerzas quieren, como ha dicho un vaticanista, forzar la mano al Papa. Por eso hacemos una súplica filial, en primer lugar para que el Santo Padre sepa que hay fieles que comprenden las dificultades, nada desdeñables, que ha heredado de años anteriores; fieles que rezan por él para que Nuestra Señora del Buen Consejo le dé fuerzas; fieles que piden filialmente una palabra clarificadora, que ponga un poco de orden, que diga cuáles son los límites hasta donde pueden llegar estas realidades y que no pueden sobrepasarse porque se tocaría la doctrina moral católica, que no puede ser cambiada.

Hasta ahora ha habido una actitud dilatoria. Se puede entender. Había eventos programados por el pontificado anterior que, en nombre de la unidad de la Iglesia, León no quiso cancelar, aunque tampoco les dio un apoyo explícito. Sin embargo, uno comienza a preguntarse hasta qué punto una actitud dilatoria puede ser suficiente, dado que está en juego la Verdad del mensaje de Cristo.

Por lo tanto, se pide una palabra aclaratoria, y se pide filialmente, como hijos de la Iglesia.

Esta iniciativa se hace eco de la súplica filial de hace diez años dirigida al papa Francisco sobre el futuro de la familia. ¿Cómo fue entonces?
Fue una iniciativa muy grande, internacional, acompañada de más de 800 000 firmas, entre ellas 202 de cardenales y obispos. También en aquella ocasión se pedía una palabra aclaratoria al entonces papa Francisco sobre el futuro de la familia. Se estaba celebrando el segundo sínodo sobre la familia y ya existían estas mismas realidades que hoy impulsan la agenda LGBT. Pero el papa Francisco no pronunció una palabra clara que pusiera los puntos sobre las íes en la doctrina moral, sino que, por el contrario, la confusión era cada vez mayor. Lamentablemente, desde entonces la situación ha ido empeorando cada vez más. Por lo tanto, aprovechamos el nuevo pontificado y las nuevas disposiciones mostradas por el papa León para pedir de nuevo una palabra, justo diez años después de aquella súplica filial.

¿Qué diferencias han surgido en este comienzo del pontificado de León XIV?
Ha habido señales positivas, tanto en las apariencias como en el fondo. Por lo tanto, compararlo simplemente con el papa Francisco no es objetivamente cierto. Desde su primera aparición en el balcón de San Pedro se ha visto la diferencia. Más recientemente, ha autorizado la Misa tradicional en San Pedro, durante la peregrinación del Summorum Pontificum que tendrá lugar en octubre, por no hablar de su alocución a los políticos franceses, en la que ha cuestionado la laicidad. Hay cosas que objetivamente han cambiado.

Sin embargo, las fuerzas negativas que existían entonces siguen existiendo hoy en día, y han empeorado mucho. Sería bueno que él diera una palabra aclaratoria para superar la creciente confusión entre los fieles e impedir la relativización de la enseñanza de Jesucristo.

¿Cuáles son, en concreto, las peticiones que le hacen a León XIV?
Concretamente, dos. Que se anule el rescripto del papa Francisco que concedió carácter magisterial a las interpretaciones heterodoxas de Amoris Laetitia. En segundo lugar, que se cancele simplemente la declaración Fiducia supplicans. Estos dos gestos ya serían muy claros.

Sin embargo, alguien podría objetar que, al hacerlo, están presionando al Papa...
Pedir no perjudica a nada ni a nadie, porque cualquiera puede pedir. Somos hijos de Dios e hijos obedientes de la Iglesia, y no puede ser que un hijo no pueda pedirle algo a su padre, sobre todo si lo hace de forma perfectamente respetuosa. Es una súplica, y quien suplica se pone a priori en una situación de obediencia.