Un mandato de confianza y libertad
Habiendo convocado Jesús a los Doce, les dio poder y autoridad (Lc 9,1)
En aquel tiempo, habiendo convocado Jesús a los Doce, les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles:
«No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco tengáis dos túnicas cada uno.
Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.
Y si algunos no os reciben, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de vuestros pies, como testimonio contra ellos».
Se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.
(San Lucas 9,1-6)
Jesús invita a los apóstoles a no depositar su confianza en las seguridades materiales o humanas, porque el poder del anuncio del Evangelio proviene de Él. Sin embargo, a pesar de este poder, Jesús respeta la libertad de elección de quienes escuchan el mensaje. Quien rechaza el anuncio de sus enviados, en realidad lo rechaza a Él mismo. ¿Tienes tendencia a confiar más en las seguridades humanas o en el poder de la Palabra de Dios? ¿Das testimonio del Evangelio en tu vida cotidiana o dejas que la pereza te detenga?