Un fracaso aparente
Es semejante a un grano de mostaza. (Lc 13,19)
Decía, pues [Jesús]: «¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas». Y dijo de nuevo: «¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó». (Lc 13,18-21)
Inicialmente, las obras de Dios parecen humanamente destinadas al fracaso porque, muy a menudo, el Señor se vale de personas y medios inadecuados y, aparentemente, insignificantes desde todos los puntos de vista: cultural, económico y de poder. Además, los tiempos para realizar los proyectos parecen larguísimos, por lo cual los siervos que siembran son distintos de los que recogen. La profecía de Jesús sobre el reino de Dios que en origen es pequeño, como un grano de mostaza, se realiza así en la historia humana partiendo solo de doce hombres, los Apóstoles, que llevan el mensaje del Evangelio a todo el mundo. También nosotros debemos aprender a no desanimarnos frente a la adversidad, sino a confiar en la ayuda de Dios, si contribuimos a la venida de Su Reino.