Santa Agustina Pietrantoni por Ermes Dovico
IRLANDA

Un estudio confirma la relación entre vacunas contra el Covid y daños cardiacos en menores

Un estudio publicado en el Irish Medical Journal realizado en pacientes de 12 a 15 años revela que las vacunas contra el Covid de ARNm aumentan los riesgos de desarrollar miocarditis y pericarditis, tanto tras la primera dosis como aún más tras la segunda.

Vida y bioética 11_11_2024 Italiano English

Un estudio sobre los efectos secundarios de las vacunas contra el Covid realizado en Irlanda y publicado en la revista oficial de la Organización Médica Irlandesa (Irish Medical Organization) aporta nuevas pruebas de los daños causados por las vacunas Covid de ARNm.

El estudio se ha publicado en la revista Irish Medical Journal, con el título Cardiac Investigations in Paediatric Patients with Chest Pain Following COVID-19 mRNA Vaccination, y analiza las investigaciones cardiacas realizadas en niños que experimentaron dolor torácico tras recibir una vacuna Covid. El estudio, realizado por el Departamento de Medicina de Urgencias Pediátricas, Children's Health Ireland, del hospital Tallaght de Dublin, ha examinado a un total de treinta adolescentes que habían recibido una dosis de la vacuna Covid. Los autores han observado que se habían presentado pacientes pediátricos en el servicio de urgencias del hospital de Dublín tras la vacunación con Covid-19 ARNm.

El estudio retrospectivo ha evaluado los datos durante un periodo de once meses, entre agosto de 2021 (cuando se inició la vacunación de pacientes pediátricos de entre 12 y 15 años en Irlanda) y junio de 2022. Los investigadores han confirmado que el 57% de los pacientes informaron de síntomas después de la segunda dosis de la vacuna, mientras que el 43% de los pacientes ya tuvieron síntomas después de la primera dosis. En este estudio se han incluido todos los pacientes de una franja de edad bastante reducida, la de 12-15 años, que presentaron dolor torácico de nueva aparición, dificultad respiratoria, síncope, palpitaciones o mareos en las seis semanas siguientes a la vacunación con ARNm Covid-19 (primera o segunda dosis). Los investigadores han excluido a todos los pacientes menores de doce años o mayores de quince, o a aquellos con dolor torácico no relacionado con la vacunación con Covid-19 o con cualquier otra afección médica preexistente.

En cuanto a las investigaciones realizadas, todos los pacientes se sometieron a un electrocardiograma realizado y revisado en urgencias. En el 93% de los pacientes se comprobó el nivel de troponina, una proteína que se encuentra en el músculo esquelético y el miocardio, y cuya concentración en la sangre es mayor tras una enfermedad cardiaca.

El estudio irlandés demuestra una vez más la innegable correlación entre la vacuna Covid y la miocarditis y pericarditis. Los especialistas irlandeses han determinado que la miocarditis relacionada con la vacuna Covid ARNm es el resultado de “una respuesta inmunomediada que posiblemente implique un mimetismo molecular, en la que el sistema inmunitario se dirige por error al tejido cardiaco”. Una especie de reacción autoinmune, por tanto, en la que el tejido cardiaco se convierte en el objetivo de un “error” de comportamiento del sistema inmunitario. También han comprobado que la población masculina tiene mayor riesgo de desarrollar pericarditis o miocarditis tras la vacunación, y que los síntomas son aún más frecuentes tras la segunda dosis de la vacuna.

Estos datos -que insistimos de nuevo, se refieren a los efectos tras dos dosis y en el grupo de edad de 12 a 15 años- son bastante significativos. El análisis debería ampliarse a los que han recibido más dosis, y también a los grupos de edad de niños o adolescentes y jóvenes mayores de 15 años. No es difícil suponer que los resultados podrían ser tales como para impulsar un mejor seguimiento postvacunal y una mayor precaución con respecto a las vacunaciones contra el Covid en niños y jóvenes, un grupo de población en el que Covid se presentó y sigue presentándose como una enfermedad no grave. Los partidarios acríticos y a ultranza de la “no correlación” tienen más en qué pensar.