San Vicente Grossi por Ermes Dovico
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Todo es posible en Cristo

Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron (Lc 16,1)

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.

El administrador se puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”.

Este respondió:
“Cien barriles de aceite».

Él le dijo:
«Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.

Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”.

Él dijo:
“Cien fanegas de trigo”.

Le dice:
“Toma tu recibo y escribe ochenta”.

Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».

(San Lucas 16,1-8)

 

A menudo no nos damos cuenta de una verdad fundamental: somos nosotros los que necesitamos a Dios, y no al revés. Sin embargo, tendemos a pensar que cuando tenemos éxito en algo, esto depende únicamente de nuestras capacidades. Precisamente por eso, el Señor, a veces, permite que caigamos en las ilusiones humanas, para impulsarnos a invocar su ayuda. Jesús, obviamente, no elogia la infidelidad del administrador deshonesto, sino su lucidez al reconocer que su salvación solo podía venir de otros, en ese caso, de los deudores del amo. Al reconocer que solo no puede lograrlo, busca, aunque de manera incorrecta, la gratitud de los demás. El primer paso de un camino espiritual serio es reconocer que no nos bastamos a nosotros mismos. Y tú, ¿eres realmente consciente de que sin Jesús no puedes hacer nada? ¿En qué momentos te das cuenta de que confías más en tus capacidades que en la gracia de Dios? ¿Te acuerdas de dar gracias al Señor cuando reconoces que todo lo que puedes hacer viene de Él?