San Columbano por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Sin Jesús nada tiene sabor

Vosotros sois la sal de la tierra. (Mt 5, 13)

Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos. (Mt 5, 13-16)


La luz permite ver la realidad tal y como es, y no como nos la imaginamos o soñamos. La sal, que antes se usaba sólo para conservar la carne, es el símbolo de nuestra perseverancia en la fe. Sólo así amaremos de verdad a los demás y a nosotros mismos: si somos la luz del mundo y la sal de la tierra. Es por esto que necesitamos al Señor… sin Él, nada es verdad, nada tiene sabor.