María Madre de la Iglesia por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Siempre serenos

La paz os dejo, mi paz os doy. (Jn 14, 27)

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo. Levantaos, vámonos de aquí. (Jn 14, 27-31)

La paz basada en el miedo no es paz verdadera. A diferencia de la paz humana, la de Jesús es fruto del perdón de los pecados, consecuencia de ese cambio de mentalidad que se llama conversión. En dicha condición, también en medio de las dificultades, se percibe siempre serenidad. Convirtamos cada día nuestro corazón a Dios, de manera que no nos abrumemos con las inquietudes del mundo.