FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Si quieres, puedes limpiarme

Extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero, queda limpio» (Mt 8,3)

Al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.

En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo:
«Señor, si quieres, puedes limpiarme».

Extendió la mano y lo tocó, diciendo:
«Quiero, queda limpio».

Y en seguida quedó limpio de la lepra.

Jesús le dijo:
«No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».

(San Mateo 8, 1-4)