San Landerico de París

El primer hospital de París, el Hôtel-Dieu (“Casa de Dios”), el más antiguo del mundo que todavía continúa funcionando, fue fundado en 651 por san Landerico

Santo del día 10_06_2022 Italiano English

El primer hospital de París, el Hôtel-Dieu (“Casa de Dios”), el más antiguo del mundo que todavía continúa funcionando, fue fundado en 651 por san Landerico. El santo tuvo la idea y la caridad de reunir a los enfermos bajo un mismo techo para curarles mejor y disminuir los riesgos de contagio, en una época en la que las epidemias eran más bien frecuentes. Esta obra de asistencia a los últimos, que continuó en los siglos, hizo que el Hôtel-Dieu se convirtiera en el símbolo de la caridad de París. Le ayudaban una comunidad de monjas y algunas nobles cristianas, que servían comida y medicinas a pobres y enfermos. En 651 París sufrió, entre otras cosas, una carestía, y Landerico mismo, que había llegado a ser obispo de la ciudad hacia 650 (sucediendo a Audoberto), había vendido todas sus propiedades personales para comprar pan y repartirlo entre los necesitados.

San Landerico fue uno de los veinticuatro obispos que en 653 firmaron una carta en favor de la Abadía de Saint-Denis (fundada algunos años antes, bajo Dagoberto), que concedió Clodoveo II, marido de santa Batilde, quien en esos años favoreció el nacimiento de numerosos monasterios.

Antes de convertirse en obispo, Landerico había trabajado como referendario de la corte merovingia. Fue él quien encargó a un monje llamado Marcolfo que redactara las Formulae, una colección de fórmulas útiles para una multiplicidad de cuestiones jurídicas.

A san Landerico se atribuye también el mérito de haber hecho construir la iglesia parisina de San Germán de Auxerre, que se convirtió en la parroquia principal de los reyes de Francia. Después de su muerte, hacia 656, fue enterrado en esa iglesia, donde se conserva una capilla a él dedicada. Durante la Revolución francesa, como sucedió con los cuerpos de otros muchos santos, la furia revolucionaria causó la dispersión de gran parte de sus reliquias.