Cristo Rey por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Recuperar la fe

Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». (Jn 20, 28)

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto». (Jn 20, 24-29)


Santo Tomás, acordándose de la Pasión y de la cruz y dado que no estaba presente en la primera aparición de Jesús, no se fía de lo que le dicen los otros apóstoles. Jesús se le aparece también, más tarde, a santo Tomás y él lo reconoce como Señor y como Dios. Santo Tomás hace experiencia de la misericordia de Dios y esto le basta para recuperar la fe. Así tiene que ser también para nosotros: acordémonos, en nuestra historia, de las veces que Dios se hizo cargo de nosotros y démosle gracias por su providencia.