Pedir perdón y mejorar
Por fuera parecéis justos. (Mt 23,28)
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas”! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres! . (Mt 23,27-32)
La hipocresía con la que tendemos a buscar la alabanza de los hombres en vez de la de Dios lleva a infravalorar y esconder, a uno mismo y a los demás, las propias miserias y los propios pecados. Los profetas, que han recibido el encargo de Dios de hablar en su nombre al resto de hombres, no son queridos por los hipócritas porque desvelan aquello que se esconde en los corazones. Como este descubrimiento es doloroso, los que no quisieron convertirse y abandonar la hipocresía prefirieron perseguir y matar a los profetas, como pasará al final con Jesús. Cuando alguien hace que te des cuenta de un defecto tuyo o un error, ¿te enfadas o le agradeces el habértelo dicho y estás listo para pedir perdón y mejorar?