Santo Tomás por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Para muchos, pero no para todos

El que cree en él no será juzgado. (Jn 3,18)

«Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios. Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios». (Jn 3,16-21)


“Dios que te ha creado sin ti no te salvará sin ti”. Así lo afirmó san Agustín. Por esto, el sacrificio de Jesús en la cruz, aunque potencialmente destinado a todos los hombres, será eficaz para muchos, pero no para todos: es decir, es necesario adherirse con fe a la voluntad divina para ser salvados. Que nuestra incredulidad, la mala voluntad y la dureza de corazón no vuelvan inútil para nosotros el sacrificio del Hijo.