Palestinos fuera de Gaza gracias a una falsa ONG humanitaria proisraelí
Cientos de palestinos están abandonando la Franja pagando entre 1500 y 2000 dólares a la organización Al-Majd Europe, atraídos por vagas promesas. Entre los destinos se encuentran Sudáfrica, Indonesia y Malasia. Un traslado que contrasta con el plan de paz propuesto por Trump, cuya fase 2 acaba de ser aprobada en la ONU.
Después de 77 años, la historia se repite. En 1948 más de 700.000 palestinos abandonaron su país para buscar refugio en los países vecinos, tanto antes como después del conflicto entre Israel y los países árabes. El ejército con la estrella de David ganó la guerra. Pero antes de abandonar sus hogares, los refugiados cerraron la puerta con llave y la conservaron creyendo en la promesa de que se les permitiría regresar. Pero no fue así. Esa llave sigue colgada hoy en día en su nuevo hogar, para recordar la Nakba (catástrofe), el éxodo forzoso del siglo pasado.
Los habitantes de Gaza, en cambio, no llevan consigo la llave, por la sencilla razón de que sus casas han sido destruidas durante los dos años de dura guerra. Abandonan la Franja hacia un destino desconocido tras pagar entre 1.500 y 2.000 dólares a una organización llamada Al-Majd Europe, sobre cuya actividad se sabe muy poco. La estructura, creada en 2010, se dedicaría a “proporcionar ayuda y operaciones de rescate a las comunidades musulmanas en zonas de conflicto y guerra”, al menos según se lee en su página web. Pero no es así. Según algunas investigaciones, parece que el sitio web lleva solo unos meses en funcionamiento, y lo extraño es que no hay números de teléfono ni direcciones de correo electrónico, ya que los que se proporcionan no existen. La sede indicada tampoco es veraz. De hecho, en Sheikh Jarrah, la zona ocupada al este de Jerusalén, no hay rastro y nadie sabe nada de esta misteriosa organización.
Sin embargo una cosa es segura: los palestinos “convencidos de abandonar voluntariamente” Gaza parten del aeropuerto israelí de Ramon, situado en Wadi Araba, al norte de Eilat, en el desierto del Negev, naturalmente después de haber recibido el visto bueno del ejército israelí. Tras pagar el billete de ida, dejan lo que queda de Gaza a bordo de autobuses que cruzan el paso fronterizo de Kerem Shalom sin encontrar ningún obstáculo. De la transferencia se encarga un agente israelí que se ocupa del llamado “viaje de la esperanza”. En el último viaje habrían participado 153 palestinos que aceptaron abandonar Gaza con vagas promesas. Quienes se negaron a abandonar la Franja se preguntan de dónde se ha sacado el dinero para pagar el vuelo y cuál es el destino final. El destino parece ser Sudáfrica. De hecho, un avión que despegó de Israel, procedente de Kenia, aterrizó en el aeropuerto internacional OR Tambo de Johannesburgo con más de 150 habitantes de Gaza a bordo sin ningún documento. Las autoridades sudafricanas no permitieron inicialmente a los pasajeros desembarcar, al carecer de documentos y equipaje, pero luego les concedieron un visado temporal de noventa días.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de la Autoridad Palestina ha hecho un llamamiento a la población de Cisjordania, pero sobre todo de Gaza, para que desconfíe de estas organizaciones humanitarias, que en realidad están bajo el control del Gobierno israelí. Al parecer, fue la Oficina de Emigración Voluntaria, creada por el Ministerio de Defensa israelí con el objetivo de facilitar la salida de la Franja, la que encargó a Al-Majd Europe la planificación de las salidas de Gaza. Una operación llevada a cabo conjuntamente con el Cogat, el organismo del ejército israelí que coordina las actividades gubernamentales en los territorios. Al frente de Al-Majd Europe se encuentra un ciudadano estonio de origen judío, llamado Tomer Janar Lind, que colabora con la Oficina para la Emigración Voluntaria creada a principios de este año por el Ministerio de Defensa israelí.
Pero este no es el único viaje. Según fuentes israelíes, el pasado mes de octubre ya había aterrizado otro avión, también en Sudáfrica, con 170 palestinos a bordo, mientras que se había organizado otro vuelo para el 27 de mayo: en esa ocasión, 57 palestinos fueron trasladados a Israel desde Gaza para luego viajar a Indonesia y Malasia, ambos países de mayoría musulmana. Un traslado que contrasta con el “plan de paz” propuesto por el presidente estadounidense Donald Trump, que se está debatiendo estos días en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La resolución aprobada con la abstención de China y Rusia otorga un mandato hasta el 31 de diciembre de 2027 a un “comité de paz”, es decir, a un organismo de transición, a la espera de poder involucrar también a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en la administración. El comité estará presidido por Trump. El nuevo organismo podrá disponer de una fuerza de estabilización internacional (ISF), que tendrá la tarea de garantizar la seguridad de las fronteras de Israel y Egipto, la desmilitarización de Gaza, el desarme de los grupos armados no estatales, la protección de los civiles y la formación de una policía palestina. Sin embargo, el texto no proporciona detalles sobre la composición de la ISF. Por su parte, Hamás afirma que la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en apoyo del plan de Trump para Gaza no satisface las demandas políticas y humanitarias de los palestinos.
En la ONU también se ha hablado de la autodeterminación del futuro Estado de Palestina. Una cuestión muy controvertida ante la que el representante de Israel y los aliados de extrema derecha del Gobierno de Netanyahu han protestado. De hecho, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ha criticado duramente a Netanyahu, acusándolo de “silencio y vergüenza diplomática” en relación con la creación del Estado de Palestina, y sosteniendo que el primer ministro no ha sabido responder adecuadamente a los recientes reconocimientos unilaterales de un Estado palestino por parte de varios países. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, se ha sumado a la protesta, declarando que no existe un “pueblo palestino”. Ha llegado incluso a instar al asesinato de los funcionarios de la Autoridad Nacional Palestina, en caso de que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe definitivamente la propuesta de paz de Estados Unidos y proceda al reconocimiento del Estado de Palestina.
El uso de palabras llenas de odio contra los palestinos, pronunciadas por algunos miembros del Gobierno de Netanyahu, está provocando sentimientos cada vez más extendidos de aversión, desprecio y enemistad hacia el pueblo israelí, y no solo en Oriente Medio.
