Obispo Tremolada: “Rosa Mística es la belleza que necesitamos”

El 13 de julio de 2024 quedará en la historia de la Iglesia como el día de la primera fiesta de la Rosa Mística, inmediatamente después del máximo reconocimiento (el nihil obstat) que hoy, a la luz de las nuevas Normas para proceder en el discernimiento de los presuntos fenómenos sobrenaturales, es posible obtener de manera ordinaria para las apariciones aún oficialmente presuntas (dado que sólo el Papa puede autorizar, excepcionalmente, el inicio de un procedimiento para llegar a una posible declaración de sobrenaturalidad).

Fue un día de sol y de gracia, como un anticipo del Paraíso, que culminó con la Misa solemne de las 17 horas, presidida por el obispo de Brescia, monseñor Pierantonio Tremolada. La Brújula Cotidiana ha estado presente en la fiesta de Rosa Mística y, al término de la celebración litúrgica, ha realizado una entrevista al obispo.

Monseñor Tremolada, en el decreto que da luz verde al culto de Rosa Mística y a la propuesta espiritual vinculada a los mensajes difundidos por Pierina Gilli, usted menciona los numerosos frutos nacidos de esta devoción. ¿Hay algo, entre estos frutos, que le haya llamado más la atención?
Todo lo que estamos viendo, es decir, las conversiones, la oración, la presencia constante en este lugar, el clima que se crea, el hecho de que siempre haya permanecido abierto y nunca haya habido ningún problema, la actitud de la gente que viene aquí, percibiendo inmediatamente la naturaleza del lugar. Esto es lo primero. Lo segundo es el contenido. Cuanto más se conocen los textos escritos por Pierina, más se percibe que aquí hay una espiritualidad profunda y también particularmente actual. Una espiritualidad de la belleza, característica fundamental de la Santísima Virgen, que aquí se dio a conocer y se encontró: esta característica, en mi opinión, es muy actual. El mundo de hoy corre el peligro de perder la medida de la belleza, el gusto de vivir, la luminosidad de la existencia. Y todo ello hace mucha falta.

La Virgen nos dice también que la belleza está unida a la verdad.
Sí, belleza y bondad, porque la verdad, en la perspectiva cristiana, coincide con el amor. Es un amor que, obviamente, para ser auténtico, debe tener ciertas características y debe expresarse también de cierta manera.

En el primer ciclo de Rosa Mística, en los años 1946-47, ocupa un lugar central la llamada a “la oración, el sacrificio y la penitencia”, las tres rosas, por las almas consagradas. ¿Qué actualidad tiene esta llamada casi ochenta años después?
Es muy actual, lo vemos desgraciadamente en el sufrimiento que existe dentro de la Iglesia por el comportamiento de algunas almas consagradas. Y esto es una herida profunda. Impresiona que en este testimonio, es decir, en los escritos de Pierina Gilli, haya una fuerte insistencia en una oración por las personas consagradas, que las mantenga dentro de la verdad de su vocación, al servicio de la Iglesia, con una vida recta, generosa. Creo que esto es particularmente necesario.

Por cierto, el ciclo relativo a estos mensajes se sitúa en una época, los años 40, en la que las vocaciones florecían...
Exactamente, hay que tenerlo en cuenta también. Las vocaciones y el número de sacerdotes se redujeron mucho, y esto también es un hecho que creo que hay que interpretar, porque se refiere a algo que, de alguna manera, se había anunciado con antelación.

¿Intentó el Cielo dar la “medicina” anticipándose a lo que luego sucedería?
Más bien nos preparó para ello. Sí, es como una medicina, porque creo que un auténtico culto mariano también tiene este efecto.

En el segundo ciclo, aquí en Fontanelle de Montichiari, hay una atención especial a los enfermos.
Éste es otro aspecto típico de la piedad mariana. El sufrimiento es uno de esos aspectos de la vida que no se pueden ignorar y que se convierten en una prueba que hay que soportar. Por eso es reconfortante saber que lo afrontamos juntos. Hay una maternidad con la que se puede contar, que se puede sentir. Esto es ciertamente valioso.

En la rueda de prensa de presentación del decreto usted subrayó también el vínculo con sus dos últimos predecesores al frente de la diócesis de Brescia (monseñor Giulio Sanguineti y monseñor Luciano Monari), a la luz del cambio de rumbo sobre Rosa Mística a partir de 2001. ¿Puede recordar por qué se reabrió entonces el caso?
También se reabrió a instancias de la Santa Sede. Esto hay que decirlo y es bueno reconocerlo, también porque significa que la Santa Sede y las Congregaciones de la Curia Romana siempre han seguido de cerca esta realidad de la devoción a Rosa Mística. Y tengo que decir que, por experiencia propia, cuando también yo me interesé por este caso y empecé a investigarlo, enseguida encontré un valioso apoyo en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Además, creamos una comisión internacional precisamente por indicación de la propia Congregación y tomando sugerencias para identificar a los miembros que la formarían. Algunos de ellos están también aquí, en la celebración de hoy [sábado 13 de julio, ed]. Ciertamente, apoyos de este tipo nos han reconfortado mucho, nos han ayudado mucho.

En su momento, la Congregación para la Doctrina de la Fe y la Congregación para el Culto Divino se pusieron en contacto con la diócesis de Brescia porque habían recibido varios informes de gracias vinculadas a Rosa Mística, ¿verdad?
Así es. Y aquí tocamos otro aspecto importante, el de la difusión del culto antes del reconocimiento, que es una de las razones por las que el actual Dicasterio para la Doctrina de la Fe consideró justo reconocer este Santuario dedicado a María Rosa Mística y Madre de la Iglesia. Y este reconocimiento tiene resonancia universal.