San Juan de Ávila por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Nunca dudes

No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. (Mt 4,4)

Entonces Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero él le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”». Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”». Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían. (Mt 4, 1-11)


La tentación es un tipo de prueba. Dios permite que seamos sometidos a la prueba, no porque sepa lo que hay en nuestro corazón, sino para permitir que conozcamos nuestros límites. Jesús permite al diablo ponerLo a prueba para enseñarnos cómo responder en situaciones similares. Jesús, con la Encarnación, ha querido compartir cada límite de la condición humana. Así, después del ayuno tuvo hambre, y el diablo intentó aprovechar esta debilidad. Con su respuesta Jesús nos enseña a no dudar nunca que Dios nos abandone en la prueba.