María Madre de la Iglesia por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Non praevalebunt

El buen pastor da su vida por las ovejas. (Jn 10, 11)

Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre». (Jn 10, 11-18)


Jesús es el Buen Pastor que ha dado su vida por la salvación de aquellos que siguen fielmente Su enseñanza, anunciada y coherentemente testimoniada hasta su muerte y resurrección. También en nuestro tiempo Jesús guía invisiblemente, pero realmente, a su Iglesia como el Buen Pastor. He aquí por qué, a pesar de las infidelidades de muchos de sus miembros, la Iglesia resiste a todos los lobos que querrían destruirla. Hoy, en nuestra oración personal, demos gracias a Jesús por la certeza de que las puertas de los infiernos no prevalecerán nunca.