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ORIENTE MEDIO

Llamamiento de Pizzaballa tras el ataque israelí contra una iglesia en Gaza

Tres muertos y nueve heridos es el balance del cobarde ataque del ejército israelí contra la parroquia católica de Gaza en el que también resultó levemente herido el propio párroco, el padre Romanelli. “Nos dirigimos a todos aquellos que tienen el poder de tomar decisiones para poner fin a todo esto”, ha reclamado el patriarca latino.

Internacional 18_07_2025 Italiano English

El ejército israelí, que parece no estar satisfecho con los miles y miles de muertos registrados en este conflicto, ha atacado también la parroquia latina de la Sagrada Familia de Gaza, una estructura que alberga a poco más de 500 cristianos, causando tres víctimas y nueve heridos, dos de ellos de gravedad, además de diversos daños al edificio. El actual párroco, el padre Gabriel Romanelli (en la foto de LaPresse), argentino del Instituto del Verbo Encarnado, también ha sido ingresado en el hospital con heridas en una pierna, afortunadamente leves. La noticia del cobarde atentado, ocurrido ayer por la mañana poco después de las 10, ha sido difundida por el propio cardenal Pier Battista Pizzaballa, patriarca de Jerusalén de los Latinos. Con lágrimas en los ojos, anunciaba este ignominioso atentado y se preguntaba también por el motivo de tanta violencia, pero sobre todo por las razones de tanta inhumanidad contra cristianos indefensos.

No tenemos información completa sobre lo ocurrido hoy en Gaza porque las comunicaciones son muy difíciles”, ha reconocido. “Tenemos que entender qué ha pasado y qué se puede hacer sobre todo para proteger a nuestra gente y evitar que estas cosas vuelvan a suceder.

Estamos al límite. ¡Deténlo tú, Señor! ¡Detén la mano de Caín!”, ha sido la reacción del patriarca emérito Michel Sabbah al brutal e injustificado ataque a la parroquia, nada más conocer la noticia, añadiendo: “La sangre de tus hijos, de toda Gaza y de toda Palestina, de toda la región, clama a ti, Señor. ¡Detén a Caín y que vuelva la humanidad!”.

¡Detener a Caín! Lo que vemos en las imágenes de la Franja son personas hambrientas a las que se les niega el sustento vital para poder sobrevivir, imágenes que inmortalizan a niños muy delgados, casi esqueléticos. Ya no hay medicinas para curarlos. Los que aún tienen un poco de fuerza excavan entre los escombros en busca de comida y con la esperanza de encontrar a alguien aún con vida. Los hospitales han quedado reducidos a escombros. Desde hace tiempo, el hambre se utiliza como arma de guerra. No queda agua potable en todo el enclave musulmán porque las fuentes están contaminadas por los bombardeos indiscriminados. A los convoyes humanitarios, bloqueados más allá de la frontera, no se les permite entrar; los pocos que pueden acceder no son suficientes para alimentar a los más de dos millones de habitantes. Y no hay que olvidar a los que mueren precisamente durante la entrega de la ayuda. Mientras tanto, el Gobierno israelí ha privado a este pueblo incluso de la electricidad.

¡Detener a Caín! “Nos dirigimos a todos aquellos que tienen el poder de tomar decisiones para poner fin a todo esto”, ha declarado el patriarca Pizzaballa. Es el llamamiento de un pastor descorazonado que comparte el sufrimiento de sus fieles. Parecen palabras impotentes. Se apela a la esperanza de que solo Dios pueda devolver la paz a esa tierra martirizada, pero la indiferencia de las cancillerías de todo el mundo está a la vista de todos. Nadie puede negarlo. Sin embargo, las grandes potencias que tendrían la posibilidad de poner fin a este inexorable goteo de muertes guardan silencio. De los gobiernos solo llegan condenas verbales y declaraciones vacías sin fuerza resolutiva que solo sirven para titular los periódicos.

¡Detener a Caín! La Franja de Gaza, además de ser un cementerio, es también una prisión a cielo abierto. Y sus habitantes se sienten olvidados, abandonados. El pequeño rebaño de la parroquia de Gaza reza el rosario todos los días y pide ayuda al cielo. El patriarca Pizzaballa y la Iglesia Madre de Jerusalén están, sin embargo, cerca de quienes han encontrado refugio en la parroquia: “Nunca os abandonaremos. Siempre estaremos a vuestro lado”, ha asegurado ayer el patriarca.

El Papa León XIV se ha entristecido profundamente al conocer la pérdida de vidas humanas y los heridos causados por el ataque militar a la iglesia católica de la Sagrada Familia en Gaza”, se lee en un telegrama enviado por el Santo Padre, firmado por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, al párroco, padre Gabriel Romanelli, y a toda la comunidad parroquial. El Papa renueva además su llamamiento a un alto el fuego inmediato y espera “el diálogo, la reconciliación y una paz duradera en la región”.

Es la segunda vez, desde el 7 de octubre de 2023, que la Iglesia latina se convierte en blanco del ejército israelí. En diciembre de 2023, la parroquia fue el objetivo de un francotirador que disparó en el patio del edificio católico. En ese ataque, dos mujeres, Nahida Khalil Anton y Samar Kamal Anton, madre e hija, fueron asesinadas a quemarropa. Una incursión anterior en la parroquia ortodoxa de San Basilio, también por parte de soldados israelíes, provocó la muerte de dieciocho personas. El ejército israelí siempre da la misma justificación irresponsable: “Un error”.

Mientras el portavoz del ejército israelí difunde un aviso de evacuación, en árabe, para los residentes de Jabalia, ciudad del norte de la Franja, precisando que también es necesario abandonar inmediatamente Mawasi, el ministro de Seguridad Nacional, de extrema derecha, BenGvir, ha atacado al primer ministro Netanyahu por posibles acuerdos con Hamás: “Netanyahu, aun no es tarde para recuperar el sentido común. Detenga las negociaciones con el grupo terrorista y dé instrucciones al ejército para la ocupación total de la Franja, instando a los habitantes a abandonar el territorio”.