San Atanasio por Ermes Dovico

FRAGMENTO DEL EVANGELIO

Libres de prejuicios y falsedades

Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel (Jn 1, 49)

Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret». Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?». Felipe le contestó: «Ven y verás». Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre». (Jn 1, 45-51)

Para encontrar a Jesús en nuestra vida tenemos que estar libres de prejuicios. Lo vemos claramente en el caso de la vocación de Natanael. Observemos que Natanael, al que en los otros evangelios llaman Bartolomé, era uno de los apóstoles más ancianos y un israelita devoto. Humanamente podría haber tenido más dificultades que los otros discípulos, más jóvenes, para seguir a Jesús y aceptar algunas de las novedades que caracterizaban Su anuncio. Seamos como Natanael: eliminemos de nuestra vida las falsedades y los prejuicios para estar en el buen camino, es decir, en el camino de nuestra salvación.