San Columbano por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Las oraciones y las renuncias

Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado. (Mt 12, 2)

En aquel tiempo atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: «Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado». Les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino solo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa “quiero misericordia y no sacrificio”, no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado». (Mt 12, 1-8)


Las oraciones y las renuncias no asumen significado por sí mismas. No sirven para obtener méritos con respecto a Dios. Las plegarias y los ayunos hacen crecer, en aquellos que los cumplen, el amor hacia Dios y la búsqueda de los placeres espirituales. Pidamos cada día en la oración tener la fuerza para seguir a Jesús, cargando con nuestra cruz cotidiana y renegando de nosotros mismos, de nuestros anhelos y nuestros instintos.