Las derrotas de los socialistas en el nuevo y en el viejo mundo
La izquierda pierde en Uruguay, su paraíso ateo. Impugna el voto, pero es difícil que gane en el reconteo. También en Rumanía vuelve a vencer Iohannis (centro derecha). Y en donde llega al gobierno se quita la máscara con programas basados en la cultura de la muerte, desde el aborto hasta la eutanasia.
Esta semana se confirma el fracaso del socialismo euroatlántico. En el continente americano, dejando de lado los acontecimientos relacionados con Trump y los escándalos que han surgido con los demócratas, la mejor noticia es la victoria del candidato de la coalición de centroderecha en las elecciones presidenciales en Uruguay.
El país ya había votado por la renovación del parlamento y había realizado la primera vuelta presidencial el pasado 27 de octubre, y en ambos casos los tres partidos de centroderecha (Blancos, Colorados y Cabildo Abierto) habían obtenido la mayoría. En las últimas semanas, el candidato del Partido Nacional (Blancos) Luis Lacalle Pou pudo reunir el apoyo para oponerse al candidato de la coalición de izquierda Daniel Martínez (Frente Amplio), que gobernó el país durante 15 años y lo convirtió en un verdadero paraíso ateo. El aborto, la equivocada educación de género y de la ideología transgénero, la liberalización del cannabis y la legalización de la prostitución (trabajadoras sexuales), fueron algunos de los ingredientes del nuevo país de la felicidad de la izquierda.
En todas las encuestas del último mes el candidato moderado tenía una ventaja de 5-6%, mientras que en la victoria del domingo obtuvo una ventaja de sólo 25.000 votos. Existen algunas sospechas porque cuando el 87% de las urnas fueron examinadas al final del día, la distancia era de 40.000 votos. El resultado ha sido impugnado por el candidato oficialista Martínez que, incluso no reconociendo la victoria del oponente, debe recibir el 91% de los 35.000 votos disputados para asegurar su victoria (en la primera vuelta solo había obtenido el 27%). La prudencia es imprescindible, dados los precedentes en Bolivia y la gran importancia que todo el socialismo sudamericano atribuye a Uruguay. Sin embargo, ningún analista apuesta por una reversión de los resultados y los partidos de centroderecha celebran prudentemente la victoria. Es importante evidenciar que en la coalición ganadora está presente el único partido pro-familia y pro-vida, el partido “Cabildo Abierto”, que con su 11% podrá influir fuertemente en la nueva coalición de gobierno.
También se respira aire fresco en Bolivia, en donde después de la caída del estafador y golpista Morales, el gobierno interino mantuvo su promesa de restaurar el orden y prepararse para las nuevas elecciones presidenciales el próximo mes de enero. ¿Previsiones? El partido MAS, el socialismo populista que hizo un guiño a los productores y traficantes de drogas, probablemente se reducirá al mínimo. Sin embargo, como bien sabemos, la izquierda cuando pierde ocupa las calles. Los motines revolucionarios y violentos, así como el saqueo de anarquistas y black blocs latinoamericanos, quizás apoyados por grupos vinculados al narcotráfico, continúan en muchas ciudades de Chile, a pesar del acuerdo entre las fuerzas políticas, la apertura al diálogo social del presidente Piñera y el compromiso del gobierno de realizar reformas sociales.
Esta semana en Colombia, otro país gobernado desde el año pasado por una mayoría de centroderecha, comenzaron manifestaciones pacíficas en Barranquilla, Medellín, Tunja o Armenia, y violentas en Bogotá. Aquí también el gobierno de Duque ha promovido el diálogo social, pero siempre son los anarquistas y los comunistas encapuchados quienes vandalizan y controlan la capital al anochecer. El líder venezolano Maduro atacó a Colombia frontalmente y declaró su total apoyo a los manifestantes, lo que aumenta las sospechas sobre la presencia de “agentes extranjeros” en las protestas.
La violencia, oculta por todos los principales medios internacionales, continúa también en Nicaragua. Otro gobierno de izquierda, en donde desde hace semanas las iglesias de Managua son asediadas por la policía y por grupos paragubernamentales, que impiden y amenazan, a veces con redadas en lugares de culto, sacerdotes y fieles. Occidente es un observador silencioso y cómplice de esta violencia comunista, ejecutada por un gobierno contra su pueblo pacífico, mientras que la ONU apenas protesta.
Una vez en el poder, Trudeau en Canadá y Fernández en Argentina, se quitaron la máscara. Trudeau, jefe de un gobierno minoritario después de la derrota electoral del 21 de octubre pasado, dijo en los últimos días que la prioridad absoluta de la acción del próximo ejecutivo será la expansión de la legislación para la eutanasia. La Iglesia ha reaccionado con mucha fuerza y el estado conservador de Alberta ha aprobado una legislación que protege la objeción de conciencia de los médicos y los centros de salud eclesiásticos. A esta carrera imparable hacia el abismo, se unió el recién elegido presidente argentino Alberto Fernández, quien, por su parte, reiteró su voluntad y la de su próximo gobierno para presentar una despenalización completa del aborto en el país. En respuesta, el presidente saliente Macri, en una sacudida de orgullo, no solo rechazó un protocolo regulatorio que amplía la interpretación de la legislación sobre el aborto, sino que exigió la renuncia del funcionario estatal que lo había propuesto.
Entonces, el socialismo actual, evolucionó hasta el punto de eliminar la pobreza a través de la muerte de los ciudadanos más débiles (los concebidos y los ancianos), cuando pierde las elecciones ocupa las calles y cuando gana se revela por lo que siempre ha sido, un sistema de opresión social para eliminar a la humanidad. En Europa, el método cambia, pero no la “razón social” (nombre). En los últimos días en Inglaterra, mientras se espera la votación parlamentaria del 12 de diciembre, los laboristas han mostrado toda su atención hacia los últimos, proponiendo la “despenalización total de todas las formas de aborto hasta el nacimiento”.
Sin embargo, el nuevo socialismo inglés se enfrenta a un competidor, porque los Liberales Democráticos en su programa no solo apoyan las mismas propuestas sobre el aborto, sino que además han prometido la legalización total del consumo de cannabis. Todas las encuestas en el Reino Unido dan la victoria a los conservadores y a sus aliados, por lo que hay buenas esperanzas de que el hedor de la muerte no afecte a los británicos.
A la espera de la próxima derrota socialista del otro lado del Canal de la Mancha, un respiro de alivio proviene de los resultados de las elecciones presidenciales en Rumania, en donde los socialistas sufrieron otro revés y fue confirmado presidente al saliente Iohannis con más del 65% de los votos, contra el 34% obtenido por la candidata socialista Dacila. Es demasiado pronto para declarar por vencido al socialismo rumano, pues es probable que se celebren nuevas elecciones políticas el próximo año y el resultado obtenido el pasado domingo en las elecciones presidenciales, demuestra que los socialistas ocupan el primer lugar entre los partidos nacionales. Una cosa es cierta, perdió sus raíces y su pueblo de referencia. El futuro del socialismo está marcado: muerte, violencia o intimidación de los adversarios.