Cristo Rey por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

La única Iglesia de Cristo

No te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. (Mt 16,17)

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». (Mt 16,13-19)

 

San Pedro es el ejemplo de hombre que se deja inspirar por Dios, cuando con fe acepta ser guiado por Él. Su confianza en Jesús le permitirá, después de Pentecostés, ser fiel al Maestro hasta la muerte en la cruz. La promesa de que las puertas del Infierno no prevalecerán sobre la Iglesia, va más allá de la persona de san Pedro y llega, a través de sus sucesores (los papas), hasta el fin del mundo. Permanezcamos fieles a la única Iglesia de Cristo, bajo la guía de sus legítimos pastores. Nos guste o no, no hay otra.