Santa Catalina de Siena por Ermes Dovico
FRAGMENTO DEL EVANGELIO

La soberanía de Cristo

Jesús no fue condenado por los signos objetivamente buenos que realizó, sino por su significado

Evangelio según San Lucas 5,17-26.

Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar. Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús. Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús. Al ver su fe, Jesús le dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados". Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: "¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?". Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados están perdonados', o 'Levántate y camina'? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa". Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: "Hoy hemos visto cosas maravillosas".

Jesús no fue condenado por los signos objetivamente buenos que realizó, sino por su significado: a saber, la proclamación al pueblo de Israel de que Él era Dios. Los mismos discípulos, no pudiendo esperar un trato mejor que el que algunos dieron al Maestro, deben saber que los que les perseguirán serán los que no crean en la divinidad de Jesús. Por lo tanto, tenemos que reconocer siempre la soberanía de Cristo sobre nuestra vida, la de nuestra familia, en nuestra nación y, en general, sobre la sociedad. Y promoviendo el reinado de Cristo, debemos estar listos para la persecución.