La Providencia provee
Que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. (Mc 6,9)
Llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos». Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. (Mc 6,7-13)
Es obvio que los discípulos, para respetar la misión de evangelizar confiada por Jesús, también tienen necesidades materiales. Pero las preocupaciones por estas cosas no deben tomar el control, porque si no nos arriesgamos a convertirlas en un arma con la cual el mundo nos pueda chantajear, obligando a acallar la Verdad. Aleja de tu corazón las excesivas preocupaciones por las necesidades materiales y confía en la Providencia, la cual siempre cumple con su trabajo: ¡provee