La acción diabólica ordinaria
...que ser echado con los dos ojos a la Gehenna. (Mc 9,47)
Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros». Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la Gehenna, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la Gehenna. Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la Gehenna, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga». (Mc 9,38-43.45.47-48)
La posesión es seguramente la más llamativa y aterradora manifestación del demonio, pero no es la más peligrosa para nosotros. La acción diabólica ordinaria, que se realiza con la tentación a la cual todos los hombres están sometidos, es espiritualmente más preocupante y permitirla o no depende solo de nosotros y de cuánto nos dejamos ayudar por la gracia de Dios. Ceder a las tentaciones y no arrepentirse nos puede llevar al Infierno; por consiguiente, escuchemos con humildad esta advertencia tan firme de Jesús sin pensar que estamos bien con nuestra conciencia. Esta tarde hagamos un buen examen de conciencia de toda la semana para verificar cuándo hemos sido fieles a Jesús y cuándo no hemos cumplido hasta el final con nuestro deber.